lunes, 14 de marzo de 2016

POLÍTICA Y PORNOGRAFÍA

Por: Pedro M. Fernández

Resulta interesante observar como las personas más conservadoras y puritanas pueden ser entretenidas por la desnudez ajena. 
Recientemente asistimos, por imposición de la moda del momento, a la lucha de distintos sectores del país (¿conservadores?) contra la comunidad LGBT, representada en la figura del embajador estadounidense.
La “coincidencia” tiene que ver con la probabilidad de que dos o más fenómenos coincidan en espacio y tiempo. Lo interesante es que las coincidencias no son mágicas, si bien puede responder a lo azaroso y aleatorio, también puede ser forzada a ocurrir. En este último caso, siempre responderá a los intereses de la fuerza impulsadora.
La diversidad sexual ha existido desde siempre, con mayor o menor expresión en contextos diversos -condenada por algunos (fe juedo-cristiana), practicada por otros (cultura greco-romana, por citar algún ejemplo)- actualmente se ha convertido en uno de los fenómenos de discusión del momento. Igual que siempre unos la celebran mientras otros la condenan.
En el caso particular de nuestro país, el tema de la diversidad sexual se ha convertido en la agenda de diversos sectores. Los que apoyan la diversidad la promueven, los que la condenan la prohíben. Aunque esto se viene dando desde hace cierto tiempo, lo que llama nuestra atención es la coincidencia del ataque frontal entre estos sectores justo en el ambiente político actual. Hace que uno se pregunte si algún demiurgo mitológico estará jugando con nosotros o si ¿será que nos quieren entretener, enfocando nuestra atención hacia otro lado, para que perdamos de vista la realidad neurálgica de nuestra situación política justo en este momento?
Yo me pregunto si será verdad que el peor mal que actualmente tiene nuestro país es la comunidad LGBT y la promoción que pudiera darle el embajador estadounidense. También me pregunto qué tan comprometidos están los sectores conservadores de nuestro país con el bienestar nacional, en particular la iglesia, si, salvo raras excepciones, en ningunos de los problemas nacionales (corrupción, desfalco de nuestros bienes, delincuencia, injusticia social, inseguridad, narcotráfico, lavado, etc.) han dicho esta boca es mía.
También es bien sabido cómo cada vez más líderes religiosos se unen a la politiquería partidarista, no en busca de representar los intereses del país, ni de abogar por la democracia y la justicia social, sino en busca de que le den su pedazo del pastel. ¡Qué conservadores estos! Dada esta situación es lógico que en vez de denunciar todos los males que afectan la vida nacional prefieran entretenerse y entretenernos observando lo que hace el embajador con sus genitales.

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