martes, 16 de mayo de 2017

"GÉNERO, SEXO Y EDUCACIÓN: UNA VISIÓN INTEGRAL" (ENSAYO)

Por: Pedro Miguel Fernández - 05-2017

Introducción.
Mientras que desde la física clásica toda la naturaleza parece estar regida por leyes bien determinadas, las cuales podemos predecir sin mayores inconvenientes si se pueden hacer los cálculos matemáticos; actualmente la física cuántica nos está diciendo que podríamos estar completamente equivocados. Porque las partículas subatómicas, de las que todo está y estamos formados, no parecen tener una regla clara. Aquí la diversidad y aleatoriedad es la regla.

Interesantemente así como los físicos se resisten a dejar sus ecuaciones que les confieren seguridad y control sobre la naturaleza, también nuestra sociedad (conservadora) se niega a aceptar la diversidad sexual y la igualdad de género. De manera que se hace necesario plantear una educación desde una perspectiva de género. Esto precisamente es lo que pretende alcanzar el presente ensayo, a saber: evidenciar la complejidad de los temas sexo y género, analizar algunas de las barreras para una educación desde la perspectiva de género y concluir con algunas acciones pertinentes para dicha educación.

Así, en un primer momento se aborda lo relacionado al marco conceptual, posteriormente la complejidad que implica el sexo y el género, después se observan factores que favorecen y que desfavorecen la educación desde la perspectiva de género y, por último, en las conclusiones se proponen algunas posibles acciones pertinentes para la educación que pretendemos.


Género, Sexo y Educación:
Una visión integral

Un abordaje pertinente de este tema implica, en un primer momento, un esclarecimiento conceptual que nos ubique en una adecuada comprensión del sentido en que se utilizan los conceptos de género, sexo y educación desde una perspectiva integral actualizada.

Conceptualización.
Pese a los avances que desde los años 60 hemos tenido en el desarrollo de una conceptualización adecuada relacionada al sexo y al género y el auge actual de la teoría de género, aún se torna complejo precisar y relacionar un sinnúmero de aspectos e implicaciones inherentes a dicha conceptualización.

Sexo.
El sexo se refiere a nuestra condición biológica, la cual desde una perspectiva evolutiva, nos diferencia entre machos y hembras de la especie. Sin embargo, desde la teoría de género, nos diferencia entre hombres y mujeres.

Género.
Según Woolfolk (2010) “El término género suele referirse a los rasgos y las conductas que una cultura particular considera apropiados para los hombres y para las mujeres” (p.94). Desde aquí, el género es una construcción sociocultural que debe ser aprehendida por hombres y mujeres para ser considerados como tales, pues nos convertimos en hombres y mujeres en la medida en que asumimos el conjunto de roles y prácticas que para cada uno ha creado la sociedad. En un sentido abarcador el género se refiere al conjunto de prácticas, creencias, representaciones y prescripciones sociales que surgen entre los integrantes de un grupo humano en función de una simbolización de la diferencia anatómica entre hombres y mujeres (Lamas, 1996).

Un intrincado dilema.
Desde una visión conservadora y reduccionista es muy sencillo determinar qué nos hace humanos o en que somos similares o diferentes; así como también, las implicaciones de dichas semejanzas y diferencias. Por ejemplo, somos creación de Dios, hombres y mujeres y por voluntad de Dios, el hombre debe señorear sobre la mujer. Aquí todo es blanco o negro, sin escalas de grises.

No obstante, el intricado mundo de conocimientos al que asistimos actualmente nos está haciendo que nos cuestionemos al respecto. Sabemos que no somos el centro del universo, ni la cúspide de la evolución, ni hay una única forma de ver las cosas, lo cual nos obliga a reevaluar nuestros antiguos presupuestos dogmáticos en busca de una comprensión más plausible e inclusiva de todo lo que nos rodea.

En tal sentido cuando volvemos sobre nuestra identidad nos damos cuenta de que no es tan fácil definir lo que es ser hombre y mujer o encajarles en una taxonomía binomial. Pues sería muy fácil decir (como de hecho se hace) que alguien es hombre o mujer por la sola observación de sus genitales, ¿qué hay de sus cromosomas, gónadas y hormonas? Esto es sólo refiriéndonos al ámbito del sexo, pues en lo referente al género se complica aún más.

Pues bien, ya hemos dicho que el género es una construcción social. Socialmente tenemos los géneros masculinos y femeninos. Pero la cuestión no termina aquí, pues aunque (desde una visión conservadora) nos parezca irrelevante, cabe destacar que la complejidad que encierra determinar en realidad lo que somos no es cosa fácil de dilucidar.

En términos ideales existen los hombres: a nivel biológico (cromosomas XY, genital pene, gónada testículos y hormonas predominante testosteronas), a nivel de género (legalmente masculino, asumiendo roles de hombres), a nivel de identidad de género (convencido de que es hombre), a nivel de expresión del género (se expresa como hombre), a nivel de orientación sexual (se siente atraído por mujeres); y para la mujer lo inverso. El nivel ideal podríamos decir que es la media poblacional, pero y qué hay de los que salen de la media ¿qué son, bichos raros? En el mayor de los casos los rechazamos porque no podemos encajarlos en nuestros esquemas mentales tradicionales. Veamos el siguiente cuadro que he adaptado:

Nivel
Definición
Distribución
Determinantes
Sexo
Biológico
Macho, hembra e inter-sexo
Cromosomas, genitales, gónadas y hormonas
Género
Construcción social
Masculino, femenino (trans-género)
Genitales, legal, roles
Identidad de género
Auto-percepción
Hombre o mujer
Biológicos y psicosociales ¿…?
Expresión del género
Auto-expresión
Masculino, femenino (travesti)
Biológicos y psicosociales ¿…?
Orientación de género
Quien nos atrae
Homo-sexual, hetero-sexual, bi-sexual o a-sexual
Biológicos y psicosociales ¿…?

Hay casos clínicos que muestran toda esta diversidad. Para este ensayo tomemos en consideración un caso hipotético. Qué podemos decir de una persona que tiene cromosomas XY, gónadas ovarios, genitales pene, hormonas estrógenos. Cuando nació sólo le miraron los genitales y legalmente quedó siendo hombre. Sin embargo, la persona se siente ser mujer, pero por la presión social se expresa como hombre y le atraen los hombres, pero practica el sexo con mujeres.

Sé que es un caso extremo, pero nos da una luz de la complejidad que encierra el tema. Pues a simple vista esta persona tiene una orientación homosexual por ser legalmente hombre; pero si analizamos el hecho de que se siente ser mujer, entonces su orientación es heterosexual.

La cuestión con todo esto es que el tema del género es multifactorial y debe ser abordado desde lo biológico, lo genético, lo legal, lo psicológico, lo socio-cultural, lo moral, lo religioso, etc., ya que las implicaciones de este tema abarcan a la sociedad en todos sus órdenes.

Al respecto surgen un sinnúmero de cuestionantes sobre la igualdad entre hombres y mujeres, sobre si el homosexual nace o se hace, si se debe o no aceptar el matrimonio homosexual, si la mujer tiene derecho sobre su sexualidad, entre otros. La cuestión con todo esto es que en algunos casos no tenemos los conocimientos necesarios para tomar una posición objetiva basada en las evidencias, mientras que la controversia crece entre el fanatismo de los diversos bandos y en medio está la ciencia tratando de buscar una respuesta plausible.

De lo que estamos seguros es de que aunque aparezcan los datos científicos, el tema va más allá de las evidencias y tiene que ver con creencias y valoraciones tradicionales las cuales no son fácilmente transformables. De manera que unas de las barreras que tenemos al abordar este tema es la resistencia al cambio por parte de los sectores conservadores de la sociedad. Por otro lado está la falta de análisis crítico de la realidad.

Hacia una educación desde una perspectiva de género.
Para hablar de una educación desde una perspectiva de género, se deben tomar en consideración diversos factores que podrían favorecer o desfavorecer su consecución. Ya decíamos que la resistencia al cambio y la falta de un pensamiento crítico son barreras que desfavorecen un tratamiento pertinente del tema, pero también una educación desde esta perspectiva. Además está la falta de una consciencia clara sobre el tema, los prejuicios, estigmas, tabúes, fundamentalismos sociales y religiosos sobre el tema.

La tradición judeo-cristiana y la cultura greco-romana, moldeadas por la escolástica medieval, nos han legado que la mujer es inferior al hombre, que el hombre tiene dominio sobre el cuerpo y las decisiones de la mujer, que sólo existe un modo de relacionarse sexualmente (heterosexual), que sólo hay un modelo de familia (hombre, mujer e hijos-hijas), que todo lo que se sale de aquí es anormal, contra-natural, nocivo para el status quo. Por tal razón debe ser atacado, deteniéndolo sin más.

Nos han enseñado a vivir con y para el promedio, satanizando, patologizando, excluyendo, atacando y rechazando todo lo que se desvía de la media. También, que lo nuevo, lo diferente, lo desconocido es peligroso por antonomasia. Desde una cultura inmunológica es difícil la inclusión, pues se vive atacando a lo diferente. Por ello, es necesario romper con estos parámetros mentales y culturales para poder construir una educación desde una perspectiva de género.

Recientemente nos estamos dando cuenta de que las cosas no son sólo blanco o negro, de que los planteamientos cerrados no nos llevan hacia ningún lugar, sólo nos estancan y de que la realidad es diversa, por lo que las perspectivas reduccionistas sólo pueden llegar a resultados sesgados e inverosímiles.

Sobre esta coyuntura, una educación desde una perspectiva de género debe implicar un reconocimiento de que no existen únicamente dos formas legítimas de expresar nuestra orientación sexual e identidad de género; de que el promedio no significa que todo lo demás es imputable de condenación; que hombres y mujeres tienen igualdad de derechos; que las diferencias nos enriquecen en vez de ser nocivas; que educar en igualdad de derechos es lo correcto y que la exclusión de la diversidad corroe nuestra sociedad.

Por otro lado, es necesario estar convencidos de lo que venimos planteando, pues si, por ejemplo, las personas piensan que la diversidad género es cosa satánica, su comportamiento será de rechazo. Por ello, la educación desde la perspectiva de género implica concientización ciudadana de que eso es correcto.

Conclusiones.
El mundo en que vivimos, por la comunicación masiva y la globalización, nos expone ante las diferentes agendas que se plantean a nivel nacional e internacional. Actualmente asistimos a una sociedad que nos plantea la necesidad del respeto a la diversidad sexual y los derechos de la igualdad de género. Frente a ello, tenemos en nuestro país una sociedad hegemónica conservadora que motiva a la sociedad a luchar en contra de lo diferente, de lo que no es lo tradicional.

Por ello, pese a los esfuerzos que se vienen haciendo, es necesaria una educación desde una perspectiva de género que permita crear una consciencia social de lo positivo de la diversidad y de que es natural la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Para esto se hacen necesarias diversas acciones que favorezcan la construcción de una sociedad que respete y valore la diversidad.

Entonces, es necesario educar  para el respeto. Los organismos educativos deben estar convencidos y comprometidos con dicha educación, debe existir un marco legal que sustente dicho proceso. Además de campaña sociales para promover la educación desde la perspectiva de género.

En el entorno escolar, directivos, docentes, estudiantes, psicólogos y orientadores deben estar comprometidos y trabajar en integración con la comunidad. Así como también, haber apoyo social a la diversidad sexual e igualdad de género y consecuencias para cualquiera que atente contra ella. También debe reforzarse las leyes que favorecen la igualdad. Acabar con la feminización de la pobreza, de la crianza de los niños y niñas; que el padre también tenga responsabilidad en igualdad que la mujer con los hijos e hijas.

Obviamente, todo esto constituye un proceso lento y progresivo, que amerita de interés político, consciencia ciudadana, transformación social y de las estructuras de pensamiento; lo cual no es fácil, pero es posible.

Bibliografía.
Lamas, M. (1996). La Antropología Feminista y la Categoría de Género. México. Editorial Porrúa.
Tasso, V. (2008). Anti-Manual de Sexo. España.
Woolfolk, A. (2010). Psicología Educativa. XI Edición. México. Prentice Hall.

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