lunes, 27 de marzo de 2017

"EL MISTERIO TEMPITERNO DEL AMOR"

Por: Pedro M. Fernández

La incipiente aventura se vaticinaba efímera;
Una intención sin intención germinaba en sus albores.
La visión del horizonte no traspasaba los linderos de nuestras narices;
El porvenir yacía esotérico a nuestra cognición.

El destino movías sus hilos;
El impacto de lo altamente improbable
Aguardaba impertérrito su kairós;
Dulce misterio de la serendipidad.


La colisión se concretizó;
El magnetismo de millones de átomos en interacción atrayente.
De la sinapsis el recuerdo en memoria se tornó;
De lo efímero a lo tempiterno furtivamente.
La mágica oxitocina del apego a la necesidad;
Delirio de lo inexorable.


¿Cómo eludir lo ineludible?
¿Cómo desasirse de lo inherente?


La imprevisión sucumbió,
El imponente porvenir floreció;
Del temor al amor en el alba. En un beso las tinieblas irradiaron fulgurante luz.

"RECUERDOS DE UNA EDAD DE ORO: ¿EXISTIERON DAVID Y SALOMÓN?"


(Reseña crítica de los aportes arqueológicos de Finkelstein y Silberman)
Por: Pedro M. Fernández

La esperanza israelita, como también la cristiana, en un מָשִׁיחַ (mashiáj) salvador, tiene su génesis en la figura de David. El título de David como el “ungido de Yahvé” da inicio a la figura mesiánica. De manera que David es el prototipo de rey para los israelitas, así como también para el cristianismo. De aquí que sería casi imposible pensar en la inexistencia histórica de David, eso sería, más que una falta de respeto, una blasfemia. Pero lo cierto es que la arqueología, como irreverente que mucha veces es ante las verdades bíblicas, se ha planteado esa pregunta ¿existió realmente David o, incluso, Salomón? ¿Qué pruebas hay sobre eso?

Los arqueólogos Israel Finkelstein y Neil Silberman han estado indagando por años sobre ese tema, y nos plantean su apreciación, la cual ellos han denominado “Recuerdos de una edad de oro”. Sobre sus aportes se desarrolla esta reseña. Pero, antes de entrar a lo que proponen Finkelstein y Silberman, veamos un resumen de lo que dice la Biblia sobre David y Salomón.

¿Qué dice la Biblia sobre David y Salomón?
Cuando leemos el texto bíblico nos damos cuenta de que el caos violento de la época de los Jueces dio paso a la monarquía. El primer libro de Samuel (4-5) nos narra cómo el ejército filisteo derrota a Israel y se lleva el Arca de la Alianza. Esto da paso a que el pueblo de Israel entienda que necesitan hombres que estén preparados para enfrentar los nuevos retos de guerra. Razón por la cual, después que recuperan del Arca (6.21), los ancianos del pueblo piden a Samuel que ponga un rey (8.5). Samuel aunque no quiere (8.6), tras consultar a Yahvé (8.7-9), le pone, por elección de Yahvé (9.16), a Saúl como rey (10.1). Saúl parece prometedor, pues es alto, hermoso y guerrero. Pero, por sus dudas íntimas y sus violaciones ingenuas de la ley divina es rechazado por Yahvé como rey. De forma que aunque Saúl es el primero en ser elegido como rey (16.1), el que se convierte en el personaje central de la monarquía es David.

David es un pastor de ovejas que, mientras Saúl aun reina, a espaldas de Saúl es ungido por Samuel como rey de Israel (16.13), pues Yahvé ha rechazado a Saúl. De aquí en adelante David empieza a ser proyectado como hacedor de grandes proezas. Tanto así que durante una guerra entre filisteos e israelitas, en la cual, de entre los filisteos sale un gigante (Goliat) que hace que Saúl con todo el ejército de Israel tiemblen de miedo, llega David como el Megamán hebreo a salvar el día (17.23-51). De esta manera ridiculiza a Saúl, demostrando así, quién tiene que ser el rey de Israel. Después el buen David huye de Saúl (19.18) para que no lo mate por haberlo defendido de Goliat.

Tiempos después, mueren trágicamente los hijos de Saúl y, éste se suicida (31). Después de esto, David desciende a Hebrón, donde es proclamado rey (2Sm 2.1-7). Así comienza el gran reino unificado de Israel. Pues David logra terminar con la oposición de los descendientes de Saúl (2. 8ss), y todas las tribus lo acogen como rey (5. 1-5). Después David conquista el fuerte jebuseo, y establece allí su capital (5. 6-10), en la cual recibe la promesa de una dinastía perpetua (7.8-16). David hace guerras liberacionista contra los pueblos de la Transjordania y vence, somete a los amorreos y reina desde Jerusalén hasta más allá de los límites de su territorio (8. 1ss). Pero no tiene paz hasta que muere.

A David le sucede Salomón como rey (1Re 1.39). Supuestamente él es el rey más sabio de la tierra, tiene una riqueza inimaginable y es un constructor formidable, él construye el templo de Jerusalén (6. 1ss). También edifica Jasor, Megiddo y Guézer (9.15). La Biblia dice en 1Reyes 10. 23-24: En riqueza y sabiduría, el rey Salomón superó a todos los reyes de la tierra. De todo el mundo venían a visitarlo, para aprender de la sabiduría de que Dios lo había llenado. Salomón consolida el reino de su padre David, porque el favor de Yahvé está con él. Ahora, su inmensa riqueza procede de la imposición de trabajos forzados a las tribus de Israel y expediciones comerciales internacionales.

Finkelstein y Silberman:
¿Existieron realmente David y Salomón?
 Las historias narradas por la Biblia, sobre David y Salomón, según Finkelstein y Silberman, han hecho que los lectores de la Biblia durante siglos hayan vuelto su mirada a la época de David y Salomón, mirándola como “una edad de oro” en la historia de Israel. De manera, que podía dudarse de la historicidad de los patriarcas, el éxodo, la conquista o los jueces, pero jamás de David y Salomón. Pues las grandes construcciones, los arqueólogos la adjudicaban a David y Salomón.

Sin embargo muchos de los pilares que sostenían la historicidad de David y Salomón están en debate recientemente. La expansión del reinado davídico y salomónico ahora es cuestionada. Pues las excavaciones realizadas recientemente no prueban que haya existido el gran reino de David y Salomón, sino que los grandes monumentos que se les atribuía a ellos su edificación, ahora son atribuidos a otros reyes.

Ahora, ¿existieron David y Salomón? Según Thomas Thompson, Niels Peter Lemche y Philip Davies, la monarquía unitaria de Israel, David y Salomón y toda la descripción bíblica de la historia de Israel no son más que construcciones ideológicas hábilmente elaboradas, producidas en Jerusalén por círculos sacerdotales en tiempos posteriores al exilio o época helenística. Una lectura rigurosa de la descripción bíblica de la época de Salomón da a entender que se trata de un retrato de un pasado idealizado. Pues, a pesar de tanta fama y riqueza que tenía, ni David ni Salomón se mencionan ni siquiera en un solo texto conocido de Egipto o Mesopotamia. En todas las excavaciones desde mediados del siglo XIX hasta principios del siglo XX, nada se halló del fabuloso y complejo palacio salomónico.

A esta situación, algunos responden que no hay restos del período davídico y salomónico, porque fueron eliminados por las construcciones masivas herodianas y, que no son mencionados en textos egipcios o mesopotámicos, porque entre 1005-930 a.E.C. estos imperios estaban en decadencia, lo que justifica que no hayan escritos.

Toda la discusión dio un giro en el verano de 1993, cuando se encontró una inscripción de “la Casa de David” en donde dice, entre otras cosas, el rey Jazael que había matado a Ocozías hijo de Jorán, rey de la casa de David. Con esto, ya se sabe que David y Salomón existieron. Ahora, hasta qué punto es cierta la esplendidez de los reinos de David y Salomón.

Grandeza de los reinos davídico y salomónico:
Los estudiosos están tratando de ver mediante la arqueología si las descripciones bíblicas, de los reinos de David y Salomón, tienen sentido histórico. Las recientes prospecciones arqueológicas muestran que Judá ocupaba un territorio que se extendía aproximadamente desde el sur de Jerusalén hasta las márgenes septentrionales del Neguev.  Estos eran terrenos abruptos, aislados de las regiones vecinas y escasas precipitaciones; mientras que el norte tenía valles abiertos, buena agricultura y rutas hacia las demás naciones.

Las últimas excavaciones que se han hecho en busca de la Jerusalén bíblica no dan prueba de que haya estado ocupada en el siglo X a.E.C. A esto algunos responden, que las construcciones posteriores han borrado todo rastro de la ciudad de Jerusalén. En cambio, las excavaciones en la ciudad de David han dado hallazgos del bronce medio y de los últimos siglos de la edad de hierro, pero nada del siglo X a.E.C.

Según una evaluación más optimista Jerusalén en el siglo X a.E.C. no era más grande que cualquier pueblo corriente de las comarcas cercanas. Esta modesta valoración concuerda con el tipo de poblamiento más bien exiguo del resto de Judá de aquel mismo período.

En vista de estos descubrimientos ¿cuál fue la amplitud de la conquista de David? Por otra parte, ¿instauró Salomón una monarquía gloriosa sobre el reinado conquistado por David? Las grandes conquistas que se adjudican a David sólo parecen haber sucedido en teorías, pues lo cierto es que David no pudo ser más que un cacique tribal. De manera que las grandes conquistas no eran más que medios sutiles en los que el cacique tribal de las tierras altas ofrecía cierto tipo de seguridad a las comunidades de las tierras más bajas.

En cuanto a Salomón, Yigael Yadin entendió que Megiddo, Guézer y Jasor fueron construidas por Salomón, basado en 1R 9.15. Porque en cada una de estas ciudades habían puertas similares. Así que él pensó que fue obra de un solo constructor, el cual tuvo que ser Salomón. Mas adelante, Yadin descubrió en Megiddo un palacio de 1830 metros, y un alumno suyo adjudicó la construcción del mismo a Salomón, diciendo que era exactamente el palacio que dice la Biblia que él hizo en Jerusalén. Pero surgió la interrogante ¿si Jerusalén era un pueblo subdesarrollado en el siglo X a.E.C. cómo pudo Salomón construir maravillosos templos en otros pueblos, mientras su ciudad era una aldea? De aquí, que las antiguas pruebas arqueológicas del gran reino davídico y salomónico resultaron de dataciones estereotipadas y erróneas.

Los nuevos descubrimientos a partir del carbono 14 muestran que lo que se había fechado de mediados del siglo XI a.E.C. es del X a.E.C. y lo que se había considerado del siglo X a.E.C. es del IX a.E.C. Así que, en tiempos de David, Jerusalén no pasaba de ser un pueblo típico de las tierras altas. Judá quizás tenía aproximadamente unas 5mil personas dispersas entre las montañas y llevaba vida de pastores para el siglo X a.E.C.

Ahora, ¿por qué quedaron estos reyes en la historia? Aquí lo único que podemos decir con seguridad es que existieron.


Partiendo de la Historia Deuteronomista, quizás no sería inadecuado decir que los grandes reinos de estos personajes sea parte de la construcción deuteronomista. Quizá, realmente, David y Salomón sólo fueron unos caciques tribales. Pero si fue así, lo más probable es que David tuviera mucha influencia en las pequeñas comunidades que existían en su tiempo. Y tal vez la grandeza de Salomón sea sólo una forma de expresar cómo se divide un gran reino cuando no es fiel a Yahvé. Puede ser que tanto David como Josué, por los paralelos que tienen con Josías, sean únicamente personajes idealizados que representan los planes de Josías. Siempre el reino del Norte fue más fuerte, próspero y desarrollado que el del Sur, pero con su caída y el debilitamiento del imperio asirio Josías pudo haber proyectado hacia el pasado lo que pretendía en el presente. Quizás es Josías el responsable de todo.

"DIOS NO ES MONOPOLIO DE ALGUIEN"

Por: Pedro M. Fernández

En una ocasión Jesús dijo: "Oye, Israel, el Señornuestro Dios; el Señoruno es" (cf. Mc 12.29). Si esto es así, entonces, podemos afirmar que hay una Deidad que es para toda la humanidad. De aquí, que Dios no puede ser el patrimonio de un pueblo, ni el monopolio de una tradición religiosa o grupo denominacional, sino que es Dios de toda la humanidad.

El problema es que muchas tradiciones religiosas (entre ellas la judeo-cristiana) afirman poseer al único Dios, de manera que, quien desee relacionarse con el Dios “verdadero”, tendrá que adherirse a dicha religión. Aquí lo divino dejar de ser "nuestro Dios", en sentido universalizante, para convertirse en el monopolio que una religión que lo utiliza como instrumento de proselitismo.

En consecuencia, surge la siguiente interrogante, si de verdad hay un sólo Dios, ¿por qué muchas tradiciones religiosas aseveran poseer al verdadero Dios? Al respecto dirá Leonardo Boff, hablando en términos teológicos: "Todo punto de vista no es más que la vista de un punto". Es decir que Dios es uno para toda la humanidad; lo que sucede es que cada quien tiene un punto de vista teológico diferente. Dios es ese punto al que toda la humanidad religiosa mira, cada quien desde su posicionalidad.

Ahora bien, aun afirmando que no existen diversos dioses, sino diversos puntos de vista en torno al mismo Dios, surge una interrogante más ¿Cuál de todos los diversos puntos de vista es el verdadero? Esto, porque mucha gente quiere poseer una verdad que le sirva como columna de la cual poder apoyar su fe. Quizás aquí sea pertinente citar las palabras del Pseudo-Dionisio: "De Dios lo único que sabemos con certeza es lo que no es", pues, a Dios lo vio jamás", dirá Jesús. Desde aquí, lo único que podemos afirmar es que nadie tiene la verdad última sobre la naturaleza y el modo de ser específico inherente a lo divino. El punto de vista verdadero no existe como patrimonio de ninguna tradición religiosa, sino que el punto de vista verdadero, si es que tal punto existe, estará disperso entre los diferentes puntos de vista. Sólo en la unión ecuménica de todas las religiones, razas, culturas, etc., por medio de los vínculos de la paz y el amor (cosa que no veo que haya interés en que suceda), encontraremos el punto de vista verdadero.

Tenemos que tener claro que nadie podrá apropiarse del "Totalmente Otro", Karl Barth. Hay que repetirlo hasta la saciedad: Dios no es patrimonio ni monopolio de ninguna tradición religiosa (sin importar lo exclusiva, redentora, inspirada o revelada que esta se proyecte), como tampoco el Cristo lo es, dirá José Amando Robles, siguiendo el pensamiento de Raimon Panikkar. De manera, que aunque cualquier tradición (entre estas subrayamos la judeo-cristiana), poseída por un complejo de exclusivismo etnoteistas, pretenda ser portadora del único Dios verdadero y de sus verdades, lo cierto es que no posee nada más que su propio punto de vista, igual que las demás tradiciones, acerca de ese Dios que es universal.


Es lamentable que, con el paso del tiempo, las diversas tradiciones religiosas (sobre todo las occidentales), en vez de ser un enlace entre Dios y la humanidad, como indica el término religión (religare) en su sentido primigenio, se hayan convertido en un estorbo para el establecimiento de dicha relación de espiritualidad. Pues, pudiendo ser todos los ser humanos hermanos y hermanas (como muestra el mito fundacional de Génesis 1-11.26), las religiones, con sus ideologías separatistas, nos han fraccionado en grupos adversarios, pues las mayorías  de las religiones crean su identidad sobre la desvalorización, el desacredito y degradación de las otras.

"COMPLEJIDAD HUMANA"

Por: Pedro M. Fernández

Los seres humanos constituimos una compleja realidad que integra diversos elementos. Tenemos defectos, pero también virtudes; tenemos debilidades, pero también fortalezas; tenemos miedos, pero también valentía; a veces nos equivocamos, pero otras acertamos. Como es lógico, cualquier persona preferirá presentar su parte positiva antes que la negativa. Además, no creo que nadie quiera estar con alguien que siempre se equivoca, que sólo muestra sus defectos, que siempre viva con miedo o que sólo exhiba debilidades. Estoy seguro de que preferiríamos pegarnos a alguien que siempre acertase, que muestra sus virtudes, que sea valiente y que exhiba sus fortalezas.

El caso es que ninguno de estos extremos están solos en un ser humano, porque los humanos tenemos las dos partes: siempre tendremos ciertos miedos en algunos casos y tendremos valentía en otros, siempre nos equivocaremos en parte y en parte acertaremos, siempre tendremos nuestro lado débil y nuestro lado fuerte, siempre tendremos partes defectuosas y otras que funcionen bien.


Así que no esperemos que ningún ser humano sea perfecto, porque eso es imposible, lo que sí podemos hacer es hacerle consciente de su realidad, que se acepte como es y que afronte lo que es. Tampoco pidamos a los demás algo que no pueden dar, debemos apreciar a los demás tales y como son, sabiendo que somos igualmente diferentes a ellos.

domingo, 26 de marzo de 2017

"PARA QUE NADIE TE DECEPCIONE"

Por: Pedro M. Fernández

Mucha gente afirma haber sido decepcionada por un familiar, amigo, pareja u otro, y me surgieron dos preguntas. ¿Por qué nos decepcionamos? ¿Qué hacer para que no nos decepcionen? Y me di cuenta de que la decepción tiene que ver con nuestra percepción. Además observé que la decepción se asocia con el desengaño. Si hay un desengaño es porque había un engaño, pero ¿quién engañó a quién?

Daniel Goleman nos plantea la existencia de un punto ciego psicológico. Esto está relacionado con una capacidad cognitiva que es la “atención”. La atención es la capacidad de enfocarnos en una porción de la realidad y prescindir del resto. Esta facultad presenta un costo y un beneficio. El beneficio es poder enfocarnos en una cosa a la vez y no estar desenfocado. El costo es correr el riesgo de no ver cosas que sería importantes que veamos. Pues todo lo que está frente a nosotros en un momento determinado, pero que sale de nuestro foco de atención cae en nuestro punto ciego y de ello pasamos desapercibidos aunque esté frente a nosotros.

El caso es que nos confiamos de las experiencias pasadas para evaluar automáticamente las nuevas y no detenernos a pensar mucho en ello. Igual esto tiene sus costos y sus beneficios. La percepción se construye sobre la base de expectativas, basados y confiados en nuestras experiencias pasadas y en otros factores.


El punto es que podríamos crearnos una expectativa falsa sobre alguien de quien hemos creado una percepción que no ha sido bien evaluada, sino enfocados en una o varias características de esa persona y prescindiendo del resto. Luego abrimos los ojos y nos damos cuenta de que nuestra percepción (expectativa) no se corresponde con la realidad y nos sentimos engañados y decepcionados. Pero ¿quién nos engaño, la otra persona o nuestra necesidad de crear una expectativa falsa sobre esa persona? Puede que las dos. El caso es que si somos más sobrios a la hora de crear expectativas sobre alguien tendremos menos posibilidades de ser engañados.

“EL MISTERIO DE SOÑAR”

Por: Pedro M. Fernández

La vida del ser humano se desarrolla en el binomio sueño-vigilia: estamos despiertos o estamos durmiendo. Mientras dormimos suceden diversos acontecimientos fisiológicos en nuestro organismo necesarios para mantenernos con vida y saludables. Dichos acontecimientos son ya ampliamente comprendidos y explicados por la ciencia.

Ahora bien, un fenómeno que tiene lugar mientras dormimos es el soñar. Para lo cual, al momento, no tenemos una compresión clara y una explicación científica concluyente. Desde luego, contamos con diversas hipótesis y teorías explicativas. Pero pese a los muchos estudios en el campo de lo onírico, es muy poco consistente lo que sabemos al respecto, sobre todo cuando nos preguntamos ¿qué son los sueños? ¿Por qué y para qué soñamos? ¿De dónde sale el contenido de los sueños? ¿El porqué de los diversos sueños? Por el momento, sólo podemos especular e hipotetizar al respecto.

Siguiendo el pensamiento cognitivista puede afirmarse que los procesos cognitivos son el producto del funcionamiento neuronal en su procesamiento de la información. Ahora bien, el pensamiento post-estructuralista advierte que no se pueden reducir los procesos cognitivos al mero procesamiento de información, también hay que tomar en consideración que el pensamiento es un constructo social, en otras palabras, los contenidos del pensamiento son constructos sociales abstraídos mediantes procesos de socialización.

Por otra parte, siguiendo a las neurociencias, cabe recordar que el cerebro es plástico, y la nueva información construye nuevas conexiones, modificando de esta manera la estructura cerebral. Entonces, puede decirse que nuestro cerebro se va transformando mediante la socialización.

Hasta aquí podemos afirmar que la cognición tiene que ver con factores genéticos, neurológicos y sociales. Pues la genética constituye la base del conectoma humano, las neuronas constituyen dicho conectoma y son la base neuroanatómicas y neurofisiológicas de la cognición, la interacción social provee los contenidos de la cognición, crea y modifica las estructuras neuronales.

El otro elemento a tomar en consideración es el hecho de que por cuestiones de tiempo, el cerebro procesa información de forma consciente e inconsciente, siendo esta última (hasta donde sabemos) la más abundante.

Ahora, el pensamiento, la atención, la percepción y la memoria, son facultades cognitivas que permiten procesar y almacenar diverso tipo de información. Además, poseemos una facultad (la inteligencia) que nos permite utilizar y repesar la información en busca de soluciones o nuevas posibilidades.

Mientras dormimos nuestro cerebro realiza un sinnúmero de actividades, entre ellas, soñar. Para algunos los sueños no son más que una sucesión de imágenes, como una película con la que el cerebro se entretiene mientras trabaja. Cosa rara, entretenerse mientras se trabaja. Para otros, los sueños son una forma en que el cerebro busca resolver problemas de los que nos plantea la cotidianeidad. Otros dirán que mediante los sueños el cerebro busca exponernos a nuestros temores en busca de que podamos superarlos, otros que los sueños son deseos reprimidos, entre otros.

En nuestra opinión los sueños están compuestos por el amplio contenido de información consciente e inconsciente almacenados en los diversos tipos de memorias, proveniente de la interacción social y de la probabilidad de producción de nuevas informaciones en base a la interacción de la información ya existente; esto, basado en la capacidad creativa imaginativa de cada cerebro y de factores como las creencias, las valoraciones, los razonamientos, motivaciones, etc.


Ahora bien, ¿qué significa todo esto? ¿Para qué sirve? ¿Cuál es la razón de ser de los sueños? Hay que seguir analizando…

“FALACIA PSICOLÓGICA”

Por: Pedro M. Fernández

Se nos ha enseñado que como psicólogos debemos guardar cierta distancia respecto de la realidad sobre la que operamos, es decir, debemos mantenernos al margen (ser neutrales) de la realidad de la otra persona, para evitar ser juez y parte. Asumimos que esto garantiza nuestra objetividad en el trabajo. Pero recientemente, como crítico que soy, he empezado a cuestionar este supuesto.

¿Será posible ser neutrales en imparciales frente a la realidad sobre la cual operamos? ¿Será cierto que la impersonalidad garantiza la objetividad en el trabajo psicológico? ¿Es posible ser objetivos en algún ámbito de la ciencia? ¿Es esta pretensión propia de la psicología y en caso de que no lo sea, de quién la hereda?

Lo cierto es que todo esto es propio del positivismo lógico, paradigma epistemológico dominante que presume una asepsia cientista en la que se basa su objetividad y que hereda de los métodos utilizados en ciencias naturales. La psicología desde sus inicios en Estados Unidos, en busca de estatus social y de reconocimiento científico, trató de imitar a las ciencias naturales en su modelo epistemológico, basado en el positivismo de Comte.

Ahora bien, dado el hecho de que las ciencias son el producto del ser humano (ser limitado y con intereses), ninguna ciencia puede ser objetiva en sentido positivista. Considérese el hecho de que nuestro único contacto con el mundo exterior es nuestro sistema sensorial y que la realidad es sólo una construcción subjetiva de nuestro cerebro (percepción) y una ilusión socialmente compartida. De manera que la objetividad es cuestionable en cualquier ámbito.

Por otro lado, hay que tomar en consideración que somos seres interesados y que nuestros intereses personales se inmiscuyen en todo lo que hacemos. De manera que no es posible la asepsia científica frente a una realidad psicosocial determinada. Siempre tendremos que situarnos en algún punto para evaluar el resto de la realidad. Así que, a lo más podremos simular neutralidad e imparcialidad.


De manera que la impersonalidad no garantiza la neutralidad, imparcialidad u objetividad, sino únicamente responder al paradigma del imperialismo cientista. Esto queda demostrado cuando observamos la historia de la evolución de la ciencia. Sobre todo cuando analizamos la inconmensurabilidad de de la ciencia en T. S. Kuhn, quien pone de manifiesto la falacia del positivismo lógico y la inconsistencia del falsacionismo popperiano, demostrando que la evolución de la ciencia y el cambio de paradigma responden a intereses que se imponen sobre otros creando un imperialismo cientista, en el que se desecha todo acercamiento epistemológico y toda aplicación práctica alternativa.

“REALIDAD SOCIAL Y ENAJENACIÓN”

Por: Pedro M. Fernández

La gente tiende temerle más a las amenazas inmediatamente próximas que a las amenazas aparentemente lejanas. Sin importar si las segundas producen daños más profundos, duraderos e irreversibles que las primeras. Este fenómeno explica porqué el común de la población le teme más y juzga con más severidad e inclemencia la delincuencia juvenil que la corrupción gubernamental.

Por ejemplo, si le preguntamos a muchas personas por los funcionarios corruptos, podrían decir: que son ladrones. Y si le preguntamos ¿qué fue lo que se robaron? Posiblemente nos digan: el dinero del pueblo. Y si le preguntamos ¿dónde, cuándo, cómo y cuánto se robaron? De seguro que muchos no tendrán ni la más remota idea. El común de las personas sólo dicen que son ladrones porque la gente lo dice o porque son del partido opositor. Muchos hasta podrían justificarlo, argumentando que todos hacen lo mismo y que otros han robado más. Muchos otros ni le interesa porque se levantan juicios contra ellos.


El punto es que ningún funcionario le ha puesto un arma de fuego en la cabeza para quitarle lo que cobró esa quincena (del trabajo inmediato, para resolver problemas inmediatos), ni le quitó el celular que compró la semana pasada (el único que tiene). No importa si lo que el funcionario se robó aumenta la presión tributaria y todavía los tataranietos tienen que seguir pagándolo. Darse cuenta de este fenómeno social permite a muchos funcionarios derrochar el erario público sin que el pueblo se inmute.

“EL PROBLEMA DE LO NORMAL”


Por: Pedro M. Fernández

La consciencia de la percepción de normalidad nos faculta para discriminar aquello que es normal de lo que no lo es. Lo normal viene a convertirse en la media o estándar (cuasi divino) de lo aceptado y legitimado socialmente como bueno, válido, deseable, ideal, digno de imitación y veneración. De ahí todos los extremos (exceso y defecto) son malos. Lo normal constituye el patrón (modelo) a seguir por la sociedad en todos sus órdenes. Este puede variar dependiendo de diversos factores (tiempo, lugar, poderes de turno, etc.). Algunos son casi inamovibles. De aquí, todo lo diferente al modelo (paradigma dominante) en un momento determinado es visto como sospechoso, extraño, peligroso, contagio nocivo, maléfico, amenazante; lo cual le constituye en un agente imputable de condenación, satanización, patologización, medicalización, rechazo, persecución, desvalorización, culpabilidad, inferioridad, exclusión, estigmatización, etc.

Lo normal es el resultado de procesos construcción, imposición y legitimación de las estructuras de poder sobre la base de valores ideales. Ellos establecen qué es lo normal, así nos domestican para acatarlo y todo aquello que no se amordaza al modelo no es aceptado.  Pensemos en la educación formal, el hombre blanco, el modelo científico positivista, lo noratlántico, el neoliberalismo económico, los modelos sexuales, las religiones y los partidos de dominantes, el sentido común, entre otros. Justificamos sus contradicciones, doble moral, defectos y crisis de forma acrítica, como seres alienados por un sistema de dominación de la consciencia.


La normalidad tiene un poder invisibilizador de lo heterogéneo en aras de sostener una construcción simulada y artificial de la homogeneidad. Recordemos que la realidad social es una construcción y que nuestra percepción es la forma en que nuestro cerebro-mente reconstruye la realidad para nosotros. Entonces lo normal presenta un carácter globalizador que invisibiliza lo heterogéneo, así crea una ilusión generalizada de que lo diferente, lo disidente, lo que no encaja es una excepción remota (cosa extraña) que debe ser atacada. Por ejemplo, todos los cristianos no pensamos la religión de la misma manera, todos los educadores no concebimos la educación como el sistema dominante, no todos los científicos se someten al paradigma positivista, etc. La normalidad como imposición ideológica de lo homogéneo da poder y control a la estructura dominante sobre la población que se guía por los enunciados del sentido común.

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