Por: Pedro Miguel Fernández
Esta es una pregunta que a muchas personas les gustaría contestar: tanto las que padecen ciertos trastornos sicológico-afectivos (dependientes, paranoicos, celosos y posesivos, etc.), como también, a personas normales. Hay que tener claro que la duda moderada, en cualquier ámbito de la vida, no es dañina, pero la desconfianza paranoica y obsesiva es un peligro total. La cuestión es que tener seguridad de los sentimientos de la pareja, en los últimos tiempos, se ha convertido en un elemento central en muchas relaciones.
La causa de esta situación la crea el mismo mundo artificioso en que vivimos. En un mundo artificioso, como no hay espacio para lo real, se vive de las apariencias; en tal sentido, la inseguridad, en todos los ámbitos de las relaciones humanas, se ha convertido en la realidad imperante – esto afecta a toda la sociedad religiosa y no religiosa.
Un elemento más que debemos destacar de nuestra sociedad es el hecho que vivimos en un mundo neoliberal y capitalista. Ahora, de seguro se estará preguntado ¿qué tiene que ver el sistema político-económico con nuestras relaciones afectivas? La cuestión es que vivimos en un mundo globalizado en el cual todo en el todo se encuentra relacionado entre sí, de manera que todo afecta a todos y todas.
En consecuencia, como en un mundo neoliberal y capitalista lo único que tiene valor es el capital, es decir, lo cuantificable, en otras palabras, lo que se puede contar; lo cualitativo pasa a un plano secundario. De aquí, que a las personas les interese saber qué tanto le ama su pareja. Para muchas las personas, amar mucho es sinónimo de amar de verdad, es decir, si mi pareja “me ama mucho”, entonces sé que “me ama de verdad”. Nada más erróneo que este pensamiento.
Yo pregunto ¿qué es mejor: mucha comida con poca o ninguna calidad o poca comida con mucha calidad? ¿Qué es mejor: mucho amor con poca o ninguna calidad o poco amor con un 100% de calidad? Las cantidades desmedidas, sin importar la calidad, solo la buscan las personas mendigas y tacañas; unos porque lo necesitan para sobrevivir, otros porque no les gusta invertir. Si buscas amor como mendigo/a jamás disfrutarás de vivir un buen amor, sino que sufrirás de muchos malos amores; si buscas amor con tacañería jamás disfrutaras de un amor de calidad, por no querer pagar el precio. Tú decides qué es lo que mereces.
Para saber amar y ser amados/as tenemos que tener claro, que cantidad y calidad no es lo mismo. Lo importante no es la cantidad que se converse, sino la calidad de la conversación; no importa lo mucho que se comparta, sino la calidad del compartir, no importa lo mucho que te amen, sino la calidad del amor. ¿Cómo saber si tu pareja te ama de verdad? No preste atención a la cantidad de amor que te brinda, te demuestra o te expresa, sino a la calidad de este. El amor no es cantidad, pues no es cuantificable, sino calidad total.
Esta es una pregunta que a muchas personas les gustaría contestar: tanto las que padecen ciertos trastornos sicológico-afectivos (dependientes, paranoicos, celosos y posesivos, etc.), como también, a personas normales. Hay que tener claro que la duda moderada, en cualquier ámbito de la vida, no es dañina, pero la desconfianza paranoica y obsesiva es un peligro total. La cuestión es que tener seguridad de los sentimientos de la pareja, en los últimos tiempos, se ha convertido en un elemento central en muchas relaciones.
La causa de esta situación la crea el mismo mundo artificioso en que vivimos. En un mundo artificioso, como no hay espacio para lo real, se vive de las apariencias; en tal sentido, la inseguridad, en todos los ámbitos de las relaciones humanas, se ha convertido en la realidad imperante – esto afecta a toda la sociedad religiosa y no religiosa.
Un elemento más que debemos destacar de nuestra sociedad es el hecho que vivimos en un mundo neoliberal y capitalista. Ahora, de seguro se estará preguntado ¿qué tiene que ver el sistema político-económico con nuestras relaciones afectivas? La cuestión es que vivimos en un mundo globalizado en el cual todo en el todo se encuentra relacionado entre sí, de manera que todo afecta a todos y todas.
En consecuencia, como en un mundo neoliberal y capitalista lo único que tiene valor es el capital, es decir, lo cuantificable, en otras palabras, lo que se puede contar; lo cualitativo pasa a un plano secundario. De aquí, que a las personas les interese saber qué tanto le ama su pareja. Para muchas las personas, amar mucho es sinónimo de amar de verdad, es decir, si mi pareja “me ama mucho”, entonces sé que “me ama de verdad”. Nada más erróneo que este pensamiento.
Yo pregunto ¿qué es mejor: mucha comida con poca o ninguna calidad o poca comida con mucha calidad? ¿Qué es mejor: mucho amor con poca o ninguna calidad o poco amor con un 100% de calidad? Las cantidades desmedidas, sin importar la calidad, solo la buscan las personas mendigas y tacañas; unos porque lo necesitan para sobrevivir, otros porque no les gusta invertir. Si buscas amor como mendigo/a jamás disfrutarás de vivir un buen amor, sino que sufrirás de muchos malos amores; si buscas amor con tacañería jamás disfrutaras de un amor de calidad, por no querer pagar el precio. Tú decides qué es lo que mereces.
Para saber amar y ser amados/as tenemos que tener claro, que cantidad y calidad no es lo mismo. Lo importante no es la cantidad que se converse, sino la calidad de la conversación; no importa lo mucho que se comparta, sino la calidad del compartir, no importa lo mucho que te amen, sino la calidad del amor. ¿Cómo saber si tu pareja te ama de verdad? No preste atención a la cantidad de amor que te brinda, te demuestra o te expresa, sino a la calidad de este. El amor no es cantidad, pues no es cuantificable, sino calidad total.
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