viernes, 4 de agosto de 2017

"VALORES, AMBIGÜEDADES Y PARADOJAS"

Por: Pedro M. Fernández

Entre los diversos elementos que involucra nuestro conocimiento de la realidad le invito a que analicemos los siguientes: punto de referencia, comparación, límite, consenso y expectativas.

Yo nací en Bonao, una provincia situada en la región norte de la República Dominicana. Con respecto de todo el territorio nacional, podemos decir que está ubicada en el centro. Ahora bien, si tomamos cuatro provincias que estén ubicadas en los extremos norte, sur, este y oeste del país podríamos constatar lo que sigue a continuación.

Bonao está en el norte respecto de Baní, al sur respecto de Gaspar Hernández, al este respecto de Dajabón y al oeste respecto de La Altagracia. Entonces, tomando en consideración las cuatro provincias antes citadas, podemos decir que Bonao simultáneamente está al norte, al sur, al este y al oeste dependiendo desde donde se mire. ¿Está Bonao en los cuatro lados al mismo tiempo o estamos frente a cuatro observadores simultáneos? ¿Dónde está exactamente Bonao?

Interesantemente si se observa a Bonao desde el norte, deja de estar al norte  respecto del observador, igual si se observa desde el sur, este u oeste. Entonces, si cuatro observadores simultáneos la observaran, Bonao perdería la ubicación respecto de cada uno de sus observadores. De manera que, podríamos decir que no está al norte, ni al sur, este u oeste. Es decir que cuatro observaciones simultáneas hacen que Bonao al mismo tiempo esté en los cuatro puntos cardinales y no esté en ninguno.

Lo que estamos diciendo es que al observar a Bonao desde un punto, se cancela su ubicación en ese punto. Si se observa desde el norte, dejará de estar al norte para ubicarse al sur de ese punto norte desde el cual es observada. Aquí la ubicación viene a ser una comparación contrapuesta al punto de partida de la observación. Entonces, subjetivamente conocer dónde está Bonao implica un punto de partida y una comparación entre las dos ubicaciones.

Supongamos que un observador del norte y uno del sur respecto de Bonao se encontraran discutiendo donde está ubicado Bonao. Ambos estarán convencidos de su observación y posiblemente terminen peleándose por defender su punto de vista. Para evitar eso existe el consenso, para todos Bonao está en la región norte del país, independientemente de donde estemos ubicados. Pero observemos esto, el consenso no necesariamente se corresponde con la realidad, sino con diversos intereses humanos impuestos por los que tienen el poder. Pues los consensos son una ilusión que nos hace pensar a todos que hemos sido partícipes de los mismos, cuando la realidad es que los consensos se establecen entre los círculos de poder y son impuestos a los demás. Ejemplos, los paradigmas científicos, las interpretaciones de los textos religiosos, las políticas y normas, etc.

Por otro lado, si me ubico al norte de Gaspar Hernández, el cual está al norte de Bonao, esta provincia dejará de está al norte respecto del punto del observador. Y podemos seguir hacia el norte hasta el centro del eje del polo norte geográfico del planeta, luego de ahí no podemos ir más al norte, lo mismo aplica para el sur. Es decir que cada uno tiene un límite. Si nos fuéramos al este o al oeste dando la vuelta a la superficie del planeta volveríamos al mismo punto del que partimos una y otra vez de forma circular. Entonces, no existe norte, sur, este u oeste más que como una comparación respecto de un punto de referencia del observador, o como consenso.

Este análisis puede llevarnos a diversas reflexiones sobre el conocimiento. Sin embargo, en este ensayo sólo voy a analizar algunos valores, tomando como punto de partida el análisis anterior. Esos valores son: el amor, la felicidad, la paz y la libertad, también analizaremos el éxito.

Hay algunas cosas que tienen en común la paz, la libertar, el amor, la felicidad y el éxito, las cuales, en mi opinión hacen de cada uno de estos conceptos un peligro potencial para la relaciones humanas (parejas, familiares, amistades, etc.). En fin, ninguno de estos conceptos son algo en específico, sino que pueden significar tantas cosas que al mismo tiempo no sabemos bien que son. Cada cultura los define y los vive a su manera; existen consensos colectivos al respecto, pero cada quien parece tener su propia práctica. Dado los consensos, las personas piensan que los demás entienden lo mismo que ellas de estos conceptos. Las personas se crean expectativas respecto de estos conceptos y tienen a vivir en busca de esas expectativas. Muchos al ver frustradas sus expectativas terminan dudando de la existencia de dichos conceptos o de la posibilidad de alcanzar los mismos. Algunos en sus definiciones plantean tantos requisitos para alcanzarlos que pareciera imposible para simples mortales hacerse de ellos. Comúnmente quienes tienen el poder determinan las metodologías para alcanzarlos, entre otros.

Parece ser que a la mayoría de las personas le gustaría ser feliz, tener paz, tener éxito, ser libre y ser amada. Esto lo vemos en las diversas culturas desde la antigüedad y en los diversos saberes. Pero ¿qué sabemos de estos conceptos? Sabemos tanto que terminamos dándonos cuenta de que no sabemos nada más que lo que creemos saber que son. También he observado que las definiciones varían dependiendo múltiples factores: contexto social e histórico, posición económica, nivel académico, etc. y siempre aparece una definición más interesante que viene a decirnos que los hemos comprendido mal y que esta nueva definición nos ofrece la verdadera noción sobre estos conceptos.

Otra característica común a estos conceptos es los peligrosos que pueden ser. Parece ser que la paz, la felicidad, la libertad, el éxito y el amor están ubicados en otro lugar respecto de nosotros, por lo que tenemos que ir por ellos. Y al parecer existen opositores a que los alcancemos. Entonces, en muchos casos la historia nos ha demostrado que conseguir la paz de un pueblo ha representado la muerte de muchas personas, y que por la libertad muchos han muerto; igual son muchos los que han matado o se han suicidado por amor; muchos son los que aplastan a otros para alcanzar el éxito en un mundo capitalista. Y qué decir de la felicidad, la gente se pasa la vida persiguiéndola y a veces deja de vivir para alcanzarla y hace sufrir a otros.

Aparentemente la paz, la felicidad, la libertad, el éxito y el amor son constructos que, igual que los puntos cardinales, no existen en sí mismo, sino que éstos sólo representan ideales, deseos y expectativas humanas. Los mismos dependen de un punto de referencia, desde el cual adquieren un significado especifico. Pero también existen ciertos consensos sobre el significado de cada uno de estos constructos, los cuales no parecen corresponderse con la realidad. Por ejemplo, a veces veo lo que se dice en la religión del amor, es algo tan ideal que parece ser de otro mundo, cosa que la gente no logra alcanzar.

Interesantemente la gente parece vivir con sus ideales y deseos, los cuales le crean expectativas. La gente cree que por ejemplo su pareja entiende el amor de la misma manera suya, y se decepcionan cuando se dan cuenta de que no es así. Pues se crean la expectativa de que una persona que le ama debe comportarse de tal forma. Y tienden a juzgar los hechos a partir de las expectativas: ella hizo eso porque no me ama. Pero no se detienen a cuestionarse cómo entiende ella el amor, porque se supone que todos entendemos lo mismo.

Pero la expectativa puede ser creada e impuesta de forma consciente. Por ejemplo en los medio de comunicación dicen el éxito es tener un buen empleo, buenos ingresos, tener casa propia, tener una familia, tener varios títulos. Y supuestamente tener éxito nos da felicidad. Y sin embargo, encontramos muchas personas con todo esto que no se sienten exitosas ni felices. Y quienes nunca han tenido todo esto, piensan que ellos sí serían felices con esas cosas, obviamente porque no las tienen.

En definitiva, si logramos comprender cómo las personas responden a estos constructos, podemos crear nuestras propias definiciones y venderlas como expertos y conseguir seguidores. La gente se deja manipular con estos conceptos por quienes tienen la capacidad de conceptualización. Mientras más elegante es la definición mejor, cuando parece que parte de una anterior y la supera. ¿Cuántas recetas existen hoy en el mercado sobre cómo preparar un buen plato de felicidad, de amor, de éxito, de paz o de felicidad? Los libros son interminables.

Sabemos que nada podemos decir al respecto con objetividad. Sin embargo, podemos resumir que cada uno de estos constructos necesita de un punto de partida para existir y un límite para poder ser comprendido dentro de un marco específico, pues desde que trascienden las fronteras ideológicas, culturales, social, etc., cambian de ubicación; es decir, cobran otros sentidos. Además, necesitan de consensos para crear la ilusión de que la mayoría saben de lo que se está hablando y piensan algo parecido. Y parece que en la práctica todo depende de las expectativas.

Entonces, ¿existe la paz, el amor, la libertad, la felicidad y el éxito? Como constructos sí. Estos crean ideales los cuales sirven de motivación para obtener cosas que supuestamente nos llevan a ellos como fines últimos. Pero ¿podemos vivir o sentir paz, amor, libertad, éxito o felicidad? Aquí llega la ambigüedad, pues a ciertos estados internos productos de intercambios neuroquímicos les damos estos nombres, pero no sabemos lo que siente en sí cada persona ni con qué intensidad o si pueden sentir tal cosa. Por el momento, asumimos que sea así y los relacionamos con una o varias regiones cerebrales. Pero los constructos no son más que eso, constructos.


Ahora bien, podrías decirse que todo esto va más allá de estados internos, desde un punto de vista sociológico. Por ejemplo, no ser esclavo u oprimido, ni obedecer norma alguna, no estar en guerra, tener todas las necesidades cubiertas, etc. Igual aquí, cada quien mirará desde su punto de referencia por sus intereses propios, más allá de los consensos.

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