PENSAMIENTO INTELIGENTE es un espacio abierto para la reflexión crítica e interdisciplinar de la realidad.
jueves, 15 de diciembre de 2011
martes, 6 de diciembre de 2011
LA DUDA COMO FUENTE DE LA FE
¿Dónde
está la verdad? En Cristo para nosotros los y las cristianas; en Buda para los
budistas; en Mahoma par los musulmanes, etc. ¿Cuál de todos posee la verdad
absoluta y universal? Todos y ningunos, pues desde el punto de vista de cada
uno los demás están equivocados y sólo ellos tienen la santísima verdadera
verdad, valga la redundancia.
Algunos
argumentarán: independientemente de lo que crea cada uno, tiene que haber una
verdad de fondo, pues la gente quiere poseer una verdad de la cual aferrarse. Así
que uno vuelva a la pregunta de fondo ¿Dónde está la verdad? Mi respuesta es:
yo no sé.
Mientras
yo pienso que sólo en mi religión está la verdad y que los demás están equivocados,
eso no es nada nuevo, pues las demás religiones están pensando lo mismo: que sólo
en su religión esta la verdad. Por eso, yo dudo de mis propias creencias, pues
de esa manera me libero de una verdad tan pequeña que sólo la cree mi tradición
religiosa o mi mente y me inserto en una realidad universal, donde todos tiene
la verdad al tiempo que todos están equivocados. Puede que esta realidad
constituya una verdad universal, pero igual puede que no lo sea.
Felizmente,
tengo muchas verdades y falsedades a mi disposición. No tengo que creer una
sola y dudar de las demás, sino que puedo encontrar en muchas lo que quiero
creer. Dudo para creer.
¿DONDE ESTA LA VERDAD?
Como en todos los tiempos, actualmente hay muchas personas que andan tras la verdad. Para mí, buscar la verdad de algo es muy agotador, pues, como no existe verdad absoluta universal (eso incluye mi enunciado), siempre queda reservado un margen de duda para todo, incluido lo que pienso.
¿Para
qué esforzarme buscando la verdad absoluta sobre algo, si al final esta se
reduce a aquello con lo que me identifico o con lo que estoy de acuerdo? Es
patético ver como las personas se esfuerzan buscando la verdad, para al final
terminar aceptando como verdad aquello que les parece verdad ¿Qué les hace
pensar que no están equivocados? Precisamente el hecho de que pensar que poseen
la verdad. No importa si es por convicción o no, siempre la verdad estará
mediatizada por nuestra razón. Creer que se puede llegar a poseer o que se
posee una verdad absoluta universal sobre algo es lo más erróneo que puede
haber.
Ahora,
yo no niego la existencia de verdades absolutas particulares. La verdad
absoluta es la que cada persona admite como tal para sí – su verdad propia. Sé
que habrán algunos diciendo: independientemente de lo que pensemos, en el fondo
tiene que haber una verdad absoluta. Si eso es cierto, ¿en mano de quién está? Nadie
lo sabes, y puede que nadie la posea.
No
me interesa saber la verdad, prefiero conectar con la realidad. Con mis palabras
no intento expresar verdades (sintiéndome honesto y coherente conmigo mismo me
basta), sólo describo realidades. No soy esclavo ni me apego a ninguna verdad
por mas divina que esta sea, dudo de lo que quiero y creo en lo que quiero, y
puedo dejar de creer o dudar en el momento que lo desee.
No
me importa que las cosas sean verdad o no, solo me importan que sean reales.
Como dicta la filosofía: “Toda verdad es real, pero no toda la realidad es
verdad”. Porque la mentira también es real, pero no es verdad. De manera que realidad
puede ser falsa o verdadera. Así que, conectando con la realidad, soy libre de
dudar o creer lo que quiera. La posibilidad de lo verdadero y lo falso están en
todos lados, incluido todo lo que he dicho en este escrito.
martes, 29 de noviembre de 2011
NECESITAMOS ACARICIARNOS MAS
Por: Pedro Miguel Fernández
Ya hemos dicho anteriormente, que la sexualidad implica un conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-afectivas. También hemos afirmado que amamos con tres amores: filia, ágape, eros. Además, dijimos que la búsqueda del placer en el ser humano es algo natural.
Pues bien, como la sexualidad nos engloba, la misma puede expresarse y disfrutarse a través de todos los sentidos: tocando, mirando, olfateando, escuchando, hablando, chupando, besando o imaginando. Desde aquí, la sexualidad será el conjunto de prácticas y conductas dirigidas a la búsqueda y al suministro de placer en el ser humano.
Hay quienes dicen un beso en la frente es ternura, en la boca es amor, etc. Esto es un disparate, pues el significado de un beso no depende de la parte del cuerpo en que lo des, sino de qué tipo de afecto (amor) sientas por la personas a quien se lo des; además, del significado cultural.
El eros (deseo, la pasión) es el amor emocional, el que se siente por alguien que nos atrae, el que se produce tras el flechazo de Cupido. El ágape (ternura, generosidad, compasión) es el amor biológico, el que expresa una madre a su hijo o hija, el que se expresa a las amistades. Estos amores se expresan a través de todos los sentidos. Aquí, tanto el lenguaje corporal (gestos y caricias), como verbal (palabras) y los detalles, sirven como medio para expresar lo que se siente.
El medio fundamental (por excelencia) de expresar afecto o recibir placer es el contacto físico (las caricias). Porque está más que demostrado que el contacto físico es básico y fundamental para el crecimiento y el desarrollo integral del ser humano. Un niño que no tenga el contacto físico de su padre y madre, tendrá un desarrollo menos eficiente que otro que sí tenga dicho contacto.
No obstante, nuestra cultura nos educa con tabúes, prejuicios y creencias mal adaptativas en relación con el contacto físico; por eso, hemos convertido el lenguaje verbal en el medio principal de expresión de amor. Se nos ha olvidado que en cuestión de sentimientos y placer, un abrazo, una mirada o un beso dice más que cien palabras. En nuestra cultura se alaba la restricción física y se condena el acercamiento físico – en algunas iglesias es peor (varones y hembra deben estar separados).
Hemos desarrollado medios alternativos para no tener contacto físico. Por ejemplo: el beso al aire, en vez de tocar la mejilla con los labios al saludar, chocamos las dos mejillas y hacemos un ruido extraño con los labios; el apretón de manos en vez del abrazo, todo por miedo a ser tildados de inmorales. El problema es que la inmoralidad está en nuestra cabeza, no en el acto. Todo gracias a nuestra cultura que, supuestamente enseñándonos buenos modales, lo que ha hecho es pervertir el contacto físico. Pues ha metido en nuestras cabezas un sinnúmero de creencias morbosas y obscenas, por eso todo lo veamos con un doble sentido.
Debemos entender que, dependiendo del tipo de afecto que haya, la caricia va a adquirir un significado distinto. Si una madre besa en la boca a su hijo, no quiere decir que lo desee, pues aquí lo que hay es ternura (ágape), más si fuera la de su marido, entonces sí puede ser un acto de deseo. Por consiguiente, hay que entender que el contacto físico varía dependiendo el tipo de afecto que sintamos por la persona. Las caricias pueden ser una muestra de deseo o de ternura.
La sexualidad está destinada a proporcionar el placer que el ser humano necesita. La mejor vía de proporcionar dicho placer son las caricias (el contacto físico). Las caricias pueden provenir del ágape o del eros, del deseo o de la ternura. El placer es una de las necesidades fisiológicas del ser humano. Por tanto, el mismo es necesario para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
Si limpiamos nuestra mente de toda la basura que nos ha introducido nuestra cultura de "buenos modales", notaremos que podremos acercarnos físicamente a la demás personas sin restricciones ni temores. El ser humano tiene dos tendencias: acariciar y agredir. En nuestro contacto con otra persona podemos usar nuestras manos para acariciarle o para agredirle. Nuestra cultura prefiere la agresión antes que la caricia. Eso es lo que vemos en nuestra sociedad, personas que no recibieron contacto físico de sus padres y, por consiguiente, no saben acariciar, pero sí agredir.
Ya hemos dicho anteriormente, que la sexualidad implica un conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicológico-afectivas. También hemos afirmado que amamos con tres amores: filia, ágape, eros. Además, dijimos que la búsqueda del placer en el ser humano es algo natural.
Pues bien, como la sexualidad nos engloba, la misma puede expresarse y disfrutarse a través de todos los sentidos: tocando, mirando, olfateando, escuchando, hablando, chupando, besando o imaginando. Desde aquí, la sexualidad será el conjunto de prácticas y conductas dirigidas a la búsqueda y al suministro de placer en el ser humano.
Hay quienes dicen un beso en la frente es ternura, en la boca es amor, etc. Esto es un disparate, pues el significado de un beso no depende de la parte del cuerpo en que lo des, sino de qué tipo de afecto (amor) sientas por la personas a quien se lo des; además, del significado cultural.
El eros (deseo, la pasión) es el amor emocional, el que se siente por alguien que nos atrae, el que se produce tras el flechazo de Cupido. El ágape (ternura, generosidad, compasión) es el amor biológico, el que expresa una madre a su hijo o hija, el que se expresa a las amistades. Estos amores se expresan a través de todos los sentidos. Aquí, tanto el lenguaje corporal (gestos y caricias), como verbal (palabras) y los detalles, sirven como medio para expresar lo que se siente.
El medio fundamental (por excelencia) de expresar afecto o recibir placer es el contacto físico (las caricias). Porque está más que demostrado que el contacto físico es básico y fundamental para el crecimiento y el desarrollo integral del ser humano. Un niño que no tenga el contacto físico de su padre y madre, tendrá un desarrollo menos eficiente que otro que sí tenga dicho contacto.
No obstante, nuestra cultura nos educa con tabúes, prejuicios y creencias mal adaptativas en relación con el contacto físico; por eso, hemos convertido el lenguaje verbal en el medio principal de expresión de amor. Se nos ha olvidado que en cuestión de sentimientos y placer, un abrazo, una mirada o un beso dice más que cien palabras. En nuestra cultura se alaba la restricción física y se condena el acercamiento físico – en algunas iglesias es peor (varones y hembra deben estar separados).
Hemos desarrollado medios alternativos para no tener contacto físico. Por ejemplo: el beso al aire, en vez de tocar la mejilla con los labios al saludar, chocamos las dos mejillas y hacemos un ruido extraño con los labios; el apretón de manos en vez del abrazo, todo por miedo a ser tildados de inmorales. El problema es que la inmoralidad está en nuestra cabeza, no en el acto. Todo gracias a nuestra cultura que, supuestamente enseñándonos buenos modales, lo que ha hecho es pervertir el contacto físico. Pues ha metido en nuestras cabezas un sinnúmero de creencias morbosas y obscenas, por eso todo lo veamos con un doble sentido.
Debemos entender que, dependiendo del tipo de afecto que haya, la caricia va a adquirir un significado distinto. Si una madre besa en la boca a su hijo, no quiere decir que lo desee, pues aquí lo que hay es ternura (ágape), más si fuera la de su marido, entonces sí puede ser un acto de deseo. Por consiguiente, hay que entender que el contacto físico varía dependiendo el tipo de afecto que sintamos por la persona. Las caricias pueden ser una muestra de deseo o de ternura.
La sexualidad está destinada a proporcionar el placer que el ser humano necesita. La mejor vía de proporcionar dicho placer son las caricias (el contacto físico). Las caricias pueden provenir del ágape o del eros, del deseo o de la ternura. El placer es una de las necesidades fisiológicas del ser humano. Por tanto, el mismo es necesario para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo.
Si limpiamos nuestra mente de toda la basura que nos ha introducido nuestra cultura de "buenos modales", notaremos que podremos acercarnos físicamente a la demás personas sin restricciones ni temores. El ser humano tiene dos tendencias: acariciar y agredir. En nuestro contacto con otra persona podemos usar nuestras manos para acariciarle o para agredirle. Nuestra cultura prefiere la agresión antes que la caricia. Eso es lo que vemos en nuestra sociedad, personas que no recibieron contacto físico de sus padres y, por consiguiente, no saben acariciar, pero sí agredir.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
¿POR QUE COMUNMENTE LOS MEJORES AMIGOS NO SE ENAMORAN?
Por: Pedro Miguel Fernández
Según el filósofo romano Plotino debemos "esculpir nuestra propia
estatua". La estética del buen vivir no consiste en adquirir mucho
conocimiento, sino en esculpir, desaprender, quitar de nuestras vidas todo lo
que está demás, hasta que aflore nuestro verdadero "yo" (lo que
somos).
Las mejores relaciones se dan entre personas que, quitándose las máscaras,
se muestran tales y como son realmente; entre personas que son coherentes y
honestas consigo mismas. ¡Qué pena que vivamos en un mundo de apariencias!
Pues, en un mundo así es muy difícil encontrar personas con estas cualidades.
Por algo, cuando leemos la historia nos damos cuenta de que las relaciones
más estables en el siglo pasado fueron las que se dieron entre bueno amigos.
Además, es interesante que mayoría de sicólogos digan que lo mejor es
enamorarse de la mejor amiga o amigo. Lo que sucede con esto es con tu mejor
amigo o amiga te conoces bien y ya no se pueden fingir.
Lo interesante es que en nuestra sociedad actual, la gente como ama la
apariencia, le huye como pareja a quien le conoce bien. Hoy nuestras mejores
amistades son aquellas de las no nos enamoraríamos. Se prefiere una persona
desconocida al momento de crear una relación, precisamente porque no se le
conoce. ¡Nada más erróneo! Peor aún, no es bien visto que los mejores amigos se
enamoren. Ojo, esto no es algo natural, sino la consecuencia del mundo
artificioso e irreal en que vivimos.
martes, 22 de noviembre de 2011
¿POR QUE NUESTRAS PAREJAS NO SIEMPRE CUMPLEN CON LO QUE NOS DICEN?
Por: Pedro Miguel Fernández
Como hemos dicho repetidas veces, en el ser humano hay dos dimensiones totalmente opuestas entre sí. Cada una tiene su propio modo de ser específico, su propia lógica y su propia verdad. Estas dos dimensiones son: lo emocional y lo racional, el sentir y el pensar. Estas dos dimisiones son igualmente importantes. Sin lo emocional el ser humano no sería más que un robot, respondiendo a una programación lógica; sin lo racional el ser humano no sería más que un animal, respondiendo a impulsos emocionales. Lo importante será mantener equilibrada la balanza pensar-sentir del ser humano.
Enamorarse es, en el mayor y en el mejor de los casos, abrirse a lo emocional, al sentir, al placer. Esto no es malo, al contrario, es una experiencia vital. El problema se crea cuando el sentir desmedido inclina la balanza, desequilibrando en la persona su control emocional.
El caso es que, al enamorarse, si se desequilibra la balanza razón-emoción (lo cual sucede en la mayoría de enamorados), se pierde la capacidad de tomar decisiones racionales. Recordemos que lo emocional es irracional. Como es lógico, toda decisión irracional, tiene un alto porcentaje de terminar en desastre. A esto hay que agregar el hecho de que las emociones son pasajeras, es decir se agotan con el tiempo; esto se da como una forma de autoprotección de nuestro cuerpo, pues no aguantaríamos sentir por mucho tiempo una gran emoción, ello podría autodestruirnos. De aquí, que todo lo que se construye bajo los efectos de las emociones, tiende a agotarse con el tiempo; a menos que, pasado el efecto emocional, se siga sustentando con la razón. Esto explica por qué la mayor parte de las personas que se convierten en campañas evangelísticas no permanecen más que un corto tiempo en la iglesia; también, por qué la mayoría de las relaciones de parejas contemporáneas son tan efímeras.
Seamos claros, si tu pareja te dice en el momento de las caricias: “eres mi todo”, “no puedo vivir sin ti”, “eres mi universo”, etc. Puedes creérselo, pues lo más probable es que te lo esté diciendo con todo el corazón. Ahora, nunca olvides que, como todo lo dicho o construido bajo los impulsos emocionales es pasajero, esa verdad también es pasajera. La misma no tiene base en la realidad, sino en las emociones, en el sentir, en el placer. Por lo tanto lo más probable es que no dure más que el tiempo que dure la emoción.
Hoy hay muchas personas que sufren decepcionadas porque su pareja en un momento le dijo: “tú eres el amor de mi vida”. Sin embargo, le engañó con otra persona (pueden ser otros los ejemplos). Si te ha tocado vivir una situación similar, trata de recordar en qué momento te dijo tal cosa; si fue en un momento de emoción, ya sabes por qué no cumple con lo que te dijo.
Somos conscientes de que este tema es más complejo todavía, así que, más adelante seguiremos desarrollándolo.
Como hemos dicho repetidas veces, en el ser humano hay dos dimensiones totalmente opuestas entre sí. Cada una tiene su propio modo de ser específico, su propia lógica y su propia verdad. Estas dos dimensiones son: lo emocional y lo racional, el sentir y el pensar. Estas dos dimisiones son igualmente importantes. Sin lo emocional el ser humano no sería más que un robot, respondiendo a una programación lógica; sin lo racional el ser humano no sería más que un animal, respondiendo a impulsos emocionales. Lo importante será mantener equilibrada la balanza pensar-sentir del ser humano.
Enamorarse es, en el mayor y en el mejor de los casos, abrirse a lo emocional, al sentir, al placer. Esto no es malo, al contrario, es una experiencia vital. El problema se crea cuando el sentir desmedido inclina la balanza, desequilibrando en la persona su control emocional.
El caso es que, al enamorarse, si se desequilibra la balanza razón-emoción (lo cual sucede en la mayoría de enamorados), se pierde la capacidad de tomar decisiones racionales. Recordemos que lo emocional es irracional. Como es lógico, toda decisión irracional, tiene un alto porcentaje de terminar en desastre. A esto hay que agregar el hecho de que las emociones son pasajeras, es decir se agotan con el tiempo; esto se da como una forma de autoprotección de nuestro cuerpo, pues no aguantaríamos sentir por mucho tiempo una gran emoción, ello podría autodestruirnos. De aquí, que todo lo que se construye bajo los efectos de las emociones, tiende a agotarse con el tiempo; a menos que, pasado el efecto emocional, se siga sustentando con la razón. Esto explica por qué la mayor parte de las personas que se convierten en campañas evangelísticas no permanecen más que un corto tiempo en la iglesia; también, por qué la mayoría de las relaciones de parejas contemporáneas son tan efímeras.
Seamos claros, si tu pareja te dice en el momento de las caricias: “eres mi todo”, “no puedo vivir sin ti”, “eres mi universo”, etc. Puedes creérselo, pues lo más probable es que te lo esté diciendo con todo el corazón. Ahora, nunca olvides que, como todo lo dicho o construido bajo los impulsos emocionales es pasajero, esa verdad también es pasajera. La misma no tiene base en la realidad, sino en las emociones, en el sentir, en el placer. Por lo tanto lo más probable es que no dure más que el tiempo que dure la emoción.
Hoy hay muchas personas que sufren decepcionadas porque su pareja en un momento le dijo: “tú eres el amor de mi vida”. Sin embargo, le engañó con otra persona (pueden ser otros los ejemplos). Si te ha tocado vivir una situación similar, trata de recordar en qué momento te dijo tal cosa; si fue en un momento de emoción, ya sabes por qué no cumple con lo que te dijo.
Somos conscientes de que este tema es más complejo todavía, así que, más adelante seguiremos desarrollándolo.
domingo, 20 de noviembre de 2011
LA GRAMATICA DEL AMOR (Hay que conocerla para saber amar)
Para dar respuesta a la pregunta anterior, analicemos gramaticalmente el
amor. Por ejemplo, AMO:
1. Puede ser la
conjugación del verbo “amar” en primera persona singular, en el tiempo
presente: “yo amo”; este verbo también puede ser expresado en una oración con complemento
directo: “yo te amo”.
2. También puede
expresar el sustantivo: “amo”. Amo es aquella persona que tiene algún esclavo
bajo su posesión. Una oración podría ser: “yo soy el amo o yo soy tu amo
(dueño)”.
Los dos ejemplos anteriores también son aplicables a la palabra “AMA”.
El caso es que si analizamos un poquito no daremos cuenta de que desde el
lenguaje hay una relación muy estrecha entre el amor y la esclavitud. Esto
explica la tendencia de las personas enamoradas a querer poseer a la pareja
(ser el centro de su vida), a convertirse en esclavas afectivas, o a convertir
la relación amorosa en una cárcel afectiva.
En consecuencia, amar es un arte, muy arriesgado por cierto. El amor es un
llamado a la más plena libertad y una seducción a la más honda esclavitud.
Saber amar es contar con el arte de crear un balance entre la libertad absoluta
y la esclavitud total. Es saber jugársela, para de dos hacer uno sin dejar de
ser dos. Poseer a la pareja es esclavizante, pero no mostrar ni un poco de pertenencia
suele ser indiferencia. Por ello, amar puede propiciarte la vida más digna o
provocarte la muerte más cruel; la riqueza más grande (estar con quien amas) o
la pobreza más miserable (mendigar amor por alguien). Recuerda, el amor puede
darte la vida, pero también puede quitártela; aprende a amar.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
SARS-COV-2 (COVID-19): Pánico, Demonios y Conspiraciones
"Una reflexión desde la Psicología Social y la Sociología de la Religión" Pedro M. Fernández “Es necesario que todo e...

-
Introducción Los libros de la Biblia contienen, entre otras cosas, la palabra inspirada por Dios. Ahora, ¿cómo sabemos esto? ¿Bajo ...
-
Por: Pedro Miguel Fernández - 2013 Si alguien insistiera en afirmar esto de seguro se ganaría la desavenencia primero de los miles d...
-
Por: Pedro M. Fernández Recientemente observamos el auge que tiene el “Trap” (para los más conservadores esto no es música, para la ...