martes, 8 de noviembre de 2011

AMOS: EL PROFETA DE LA JUSTICIA


Por: Pedro Miguel Fernández H.

Introducción:

En el devenir histórico del pueblo de Israel fueron muchas las ocasiones en las que Dios se manifestó al pueblo. Por eso, decimos que la historia de Israel es la historia de un pueblo que caminó con su Dios. Dios se revela por primera vez a Moisés en Horeb y le dice que su nombre es Yahvé, él es el Dios de Israel (cf. Ex 3.14-15). Como Dios de Israel, era su compromiso velar por el bienestar del pueblo en tanto que el pueblo debía serle fiel.

Pues bien, Yahvé hace su primer acto salvífico a favor del pueblo y lo liberta de Egipto (cf. Ex 14), lo lleva al desierto y allí les da instrucciones de cómo debían actuar (Ex 20-23.19; Lev 17-26; Deut 12-16). Es allí donde se instaura el sacerdocio para que sirviera a Yahvé. Pero pasado el tiempo el sacerdocio empieza a declinar, por causa de la corrupción dentro del mismo (1Sam 3). La decadencia moral del sacerdocio da paso el profetismo en Israel alrededor del año 1100 a.C.

Dentro del profetismo en Israel tenemos dos etapas generales: la de los profetas del “dabar” (de la palabra) y la de los profetas escritores. En sentido general, el profetismo empieza con Samuel, el cual es profeta y sacerdote. Después de Samuel el profetismo y el sacerdocio se dividen para formar dos grupos, en el mayor de los casos, opuestos entre sí. El sacerdocio se encargaba del culto, mientras que los profetas se encargaban del dabar (decir la palabra de Dios). Para el sacerdocio muchos profetas eran sus enemigos (cf. Am 7.10), mientras que para los profetas los sacerdotes eran idólatras (cf. Am 5.25-26).

Con el paso del tiempo y el avance de la monarquía el profetismo se dividió entre profetas pro-monárquicos y anti-monárquicos, es decir, profetas de la corte y profetas del pueblo. Además, en el discurrir del tiempo, se crearon escuelas proféticas, donde se reunían todos los que eran profetas; a los que pertenecían o provenían de una escuela profética se los llamaba “hijos de profetas”.

En el siglo VIII a.C., alrededor del 760, durante el gobierno de Jeroboam II, encontramos el primero de los profetas escritores, en el Reino del Norte (Israel). Se trata del profeta Amós, el cual, contrario a la práctica del momento, no provenía de una escuela profética; pero, según él, Yahvé lo llamó para que profetizara contra Israel (Am 7.14-15).

Acerca del profeta Amós trataremos en esta ocasión, por medio de un análisis socio-histórico-estructural. En dicho análisis ponderaremos la “justicia social” como eje transversal de la predicación de Amós.

 
1.     Israel en tiempos de Amós:

Alrededor del año 930 a.C., con la muerte de Salomón, el reino se dividió en dos partes: una parte se fue tras Jeroboam y otra parte se quedó con Roboam (cf. 1Re 12). Como resultado de esta división se crearon dos reinos: el Reino del Norte (Israel) y el Reino de Sur (Judá). Israel creció y se desarrolló más rápido que Judá, porque estaba situado en las llanuras del Jordán y tenía más productividad agrícola e intercambio económico con los pueblos vecinos. Pero Judá al estar establecido en las montañas rocosas del sur, había poca productividad económica y no tenía tanto intercambio.

Alrededor del 880 a.C. llegó al trono de Israel Omrí (cf. 1Re 16.23-28). Aunque la Biblia no nos da muchos datos sobre él, según los registros asirios, este fue el rey que llevó a Israel a su máximo nivel económico. Tras Omrí gobernó Acab (cf. 1Re 16.29) su hijo. Luego gobernaron otros, hasta que, alrededor del 770 a.C., empezó a gobernar Jeroboam II.

Bajo el gobierno de Jeroboam II, Israel alcanzó un alto desarrollo económico. Los ricos construían casa y viñas, el culto se ejercía con normalidad, se hacían grandes sacrificios, todas las celebraciones eran a gran escala, había mucha prosperidad en todo el reino.


2.     Injusticia social:

Es en ese contexto de gran auge económico y prosperidad, donde Amós abre su boca en profecía contra Israel (Am 2.6-16) y levanta una elegía (llanto fúnebre) contra el pueblo (Am 5.1-3; 16-19). Precisamente la predicación de Amós parecía contraria a la realidad, porque si todo estaba en prosperidad ¿Cómo es que este profeta levanta un llanto como si todos estuvieran muertos? (Am 5.1-3).

Para comprender la profecía de Amós, se hace necesario saber cuál era la base del auge económico del pueblo:

Así dice el Señor: A Israel, por tres delitos y por el cuarto, no le perdonaré: porque venden al inocente por dinero y al pobre por un par de sandalias; revuelcan en el polvo al desvalido y tuercen el proceso del indigente. Padre e hijo van juntos a una mujer profanando mi santo nombre; se acuestan sobre ropas dejadas en fianza, junto a cualquier altar, beben vino de multas en el templo de su Dios (Am 2.6-8).

¡Ay de los que convierten la justicia en amargura y arrastran por el suelo el derecho…, odian a los fiscales del tribunal y detestan al que depone exactamente! "Pues por haber vulnerado al indigente exigiéndole un tributo de grano, si construís casas de sillares, no las habitaréis; si plantáis viñas selectas, no beberéis de su vino. Sé bien vuestros muchos crímenes e innumerables pecados: estrujáis al inocente, aceptáis sobornos, atropelláis a los pobres en el tribunal (Am 5.7, 10-12).

Nota: estos textos fueron tomas de la versión (Biblia del Peregrino) de Luis Alonso Schökel.

Al leer estos textos nos damos cuenta de que el gran auge económico que había alcanzado el pueblo, estaba basado en la explotación, la masacre y el atropello del pobre, el inocente, el desvalido, etc. Una gran prosperidad en el reino, basada en la injusticia social. Esto es lo que Amós no aguantaba y, contra ello, profetiza.


a.      Víctimas de la injusticia social:
Porque venden al justo (tsadiq) por dinero y al pobre ('ebyon) por un par de sandalias, pisan contra el polvo de la tierra la cabeza de los débiles(dal)  y desvían el camino de los humildes (anav) Am 2.7
Escuchad esta palabra, vacas de Basán que moráis en la montaña de Samaria, las que oprimís a los débiles,(dal) las que maltratáis a los pobres,('ebyon) las que decís a vuestros maridos:  “Trae de beber” Am 4.1
Pues bien, ya que vosotros pisoteáis al débil(dal)  y le cobráis tributo de grano... opresores del justo (tsadiq) que aceptáis soborno y atropelláis a los pobres ('ebyon) en la puerta. Am 5.11-12
Escuchad esto los que pisoteáis al pobre ('ebyon) y  queréis suprimir a los humildes (anav) de la tierra... falsificando balanzas para comprar por dinero a los débiles (dal) y al pobre ('ebyon) por un par de sandalias... Am 8.4-6

b.      Definición conceptual de las víctimas:
'ebyon: mendigo, pobre dependiente de ayuda
dal: socialmente débil, jornalero
anav: oprimido, humillado
tsadiq: justo, recto


3.     Estructura del libro de Amós:

El libro de Amós está estructurado de la siguiente manera:

I. Profecías contra las naciones.
·      6 profecías contra las naciones vecinas, más Judá e Israel (Am 1-2).
·      Estructura de las profecías:
o  Así dice Yahvé.
o  Por tres crímenes de... y por cuatro.
o  Castigo.

II. Palabras contra Israel:
·      Encuentro con Dios (Am 3.1-4.13)
·      Exhortación central: buscad a Yahvé (Am 5.1-17)
·      Ayes contra Israel (5.18-6.14)

III. Visiones de Amós
·      “Esto me hizo ver el Señor Yahvé” (7.1,4,7; 8.1)
o  langostas
o  fuego
o  plomada
o  fruta madura
·      “Vi al Señor” (9.1-10)
·      Perspectivas de restauración (9.11-15)

 
4.     Vocación y predicación de Amós:

Como ya habíamos dicho, Amós no se considera a sí mismo como profeta, sino simplemente como alguien a quien Yahvé había enviado a denunciar la injusticia de Israel contra el pueblo menos pudiente. Quizás el no se considera como profeta, porque no sale de una escuela profética. Pero hoy podemos afirmar sin duda que Amós fue un gran profeta y que su profecía tiene actualidad para todos los tiempos. A continuación veamos cómo Amós describe su vocación o llamado:

Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel (Am 7.14-15).

Amós no era uno de los grandes profetas que provenían de una de las escuelas proféticas, era simplemente un campesino más, al que Dios toma detrás del ganado para que lleve su palabra. Su predicación era tajante y radical (Am 5.1-3), el pueblo ha caído. No había forma de escapar (Am 5.5), nisiquiera en los lugares de culto. Solo había una salida, era buscar a Yahvé (Am 5.4, 6). Pero ¿cómo lo iban a buscar? ¿A través del culto? No. Respecto al culto Dios dice:

Aborrecí, abominé vuestras solemnidades, y no me complaceré en vuestras asambleas. Y si me ofreciereis vuestros holocaustos y vuestras ofrendas, no los recibiré, ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales engordados. Quita de mí la multitud de tus cantares, pues no escucharé las salmodias de tus instrumentos (Am 5.21-23).

Así que, no era a través del culto que encontrarían a Yahvé, pero de no ser así ¿Qué se podía hacer? Pues el pueblo pensaba que era de esa manera que Dios se agradaba, pero Dios decía que eso era un sufrimiento para él. El camino para encontrar a Yahvé era el siguiente:

Pero corra el juicio (mishpat) como las aguas, y la justicia (tsedeqah) como impetuoso arroyo (Am 5.24). El camino para buscar a Yahvé, lo que le agradaba, estaba expresado en el binomio: mishpat y tsedeqah (justicia y rectitud).


5.     Justicia y rectitud:

El binomio mishpat y tsedeqah (justicia y rectitud), aparece 89 veces en el Antiguo Testamento, 43 veces en los textos proféticos, lo cual demuestra su importancia para los profetas. Estos términos eran comprendidos como dones de Yahvé para su pueblo. Su ámbito de acción eran las relaciones comunitarias.

tsedeqah se refiere a relaciones de fidelidad, lealtad y justicia en la comunidad que caracterizan y mantienen el orden establecido por Yahvé. Un orden de existencia que asegura el bienestar colectivo. La tsedeqah debía ser mantenida por medio del cumplimiento de normas, ordenanzas, prácticas y costumbres. La tsedeqah eran las acciones de justicia.

mishpat describe el derecho inherente de los débiles – la causa justa de los marginados. Son las normas de conducta que conducen a tsedeq. El tsedeq: el principio de justicia.

Dios creó el mundo armónico y equilibrado, para que toda su creación subsistiera en armonía, para que los seres humanos vivan en equidad y sin necesidades. En tal sentido la injusticia es la ruptura del orden divino, es irse en contra del plan del Dios creador, es hacer guerra contra Dios.

Textos anexos sobre la justicia:
1. Característica de Dios.
3. Un ideal social:
Sal 99.1-4
El Señor reina, tiemblen las naciones entronizado sobre querubines... El poder real ama la justicia (mishpat) tú has establecido la rectitud; tu administras para Jacob justicia (mishpat) y derecho (tsedeqah).
Is 16.5
Habrá en la tienda de David un trono fundado en la lealtad (hesed) y la verdad ('emet): en él se sentará un juez celoso del derecho (mishpat) solícito de la justicia (tsedeq).
Sal 89.15 Justicia (tsedeq) y derecho (mishpat) sostienen tu trono Lealtad (hesed) y fidelidad ('emet) se presentan ante ti.

Jer 23.5
Mirad que llegan días.. en que daré a David un vástago legítimo. Reinará como rey prudente, y administrará la justicia (mishpat) y el derecho (tsedeqah) en el país.
Is 5.16
El Señor de los ejércitos será exaltado al juzgar (mishpat) el Dios Santo muestra su santidad por su justicia (tsedeqah).
Amós 5.24
...que fluya como el agua el derecho (mishpat) y la justicia (tsedeqah) como arroyo perenne.
2. Rasgo don otorgado al rey por Dios:
4. Actuación justa en el ámbito social:
Sal 72.1-2:
Confía, oh Dios, tu juicio (mishpat) al rey,  al hijo de rey tu justicia (tsedeqah),  que gobierne rectamente (tsedeq) a tu pueblo, a tus humildes con rectitud (mishpat).
Ez 45.9
Basta ya, príncipes de Israel. Apartad la violencia y la rapiña  y practicad el derecho (mishpat) y la justicia (tsedeqah). Dejad de atropellar a mi pueblo.

Is 1.17 Dejad de obrar mal, aprended a obrar bien: buscad el derecho (mishpat),  enderezad al oprimido, proteged a la viuda.
Y el derecho de los pobres no sentenciaban”. Jer 5.28 (cf. Is 10.2)

“No torcerás el derecho del forastero ni del huérfano...” (Dt 24.17)
Is 1.17
Dejad de obrar mal, aprended a obrar bien: buscad el derecho (mishpat),  enderezad al oprimido, proteged a la viuda.


Problema material: Posesión de la tierra

Ay de los que juntáis casa con casa y campo a campo anexionáis hasta ocupar todo el sitio... Is 5.8


Problema político: administración de la justicia

Ay de los que... absuelven al malo por soborno y quitan al justo su derecho. Is 5.23

Ay de los que decretan decretos inicuos...excluyendo del juicio a los débiles y atropellando el derecho de los míseros de mi pueblo... Is 10.1-2

...detestan al censor en la puerta y aborrecen al que habla con sinceridad. Am 5.10
No torcerás el derecho, no harás acepción de personas, no aceptarás soborno.. Justicia, sólo justicia has de buscar... Dt 16.19-20

No despojes al pobre por ser pobre,  no atropelles al humilde en el tribunal porque Yahvé defenderá su causa y quitará la vida de sus opresores. Prov 22.22-23
Problema social: abuso de los débiles

Practicad el derecho y la justicia. Librad al oprimido de manos del opresor, y al forastero, al huérfano y a la viuda no atropelléis, no hagáis violencia ni derraméis sangre inocente en este lugar. Jer 22.3

…tomas a usura e interés, explotas a tu prójimo con violencia, y te has olvidado de mí... Ez 22.12


Porque venden al justo por dinero y al pobre por un par de sandalias. Am 2.6

Escuchad esto los que pisoteáis al pobre y queréis suprimir a los humildes de la tierra diciendo: ¿Cuando pasará el novilunio para vender el grano, y el sábado para dar salida al trigo, para achicar la medida y aumentar el peso, falsificando balanzas de fraude...? Am 8.4-5
No vejarás a viuda alguna ni a huérfano. Si los vejas y claman a mí, yo escucharé su clamor, se encenderá mi ira y os mataré a espada... Ex 22.21-22

No prestarás a interés a tu hermano, sea rédito de dinero o de víveres o de cualquier otra cosa que produzca interés. Dt 23.20

Si tomas en prenda el manto de tu prójimo, se lo devolverás al ponerse el sol... Ex 22.25

No tendrás en tu bolsa pesa y pesa, una grande y otra pequeña. No tendrás en tu casa medida y medida, una grande y otra pequeña... Dt 25.13

domingo, 6 de noviembre de 2011

¿POR QUE ORAMOS PARA ENAMORARNOS? II

Por: Pedro Miguel Fernández

Esta es una pregunta fácil de contestar, pero no es esta sobre la que vamos a tratar, esta solo juega el papel de título. La pregunta generadora de esta reflexión es ¿Cuál es la eficacia de buscar la dirección divina al momento de entrar en una relación afectiva? Esta, por la diversidad de los casos, sí es una pregunta difícil de responder. Yo sé que una respuesta simplista resolvería fácilmente el problema, pero tratar las cosas superficialmente no es lo que acostumbro hacer.

En la reflexión pasada sobre este tema visualizamos la realidad que se esconde detrás de “estoy orando con alguien”, pero le invito a mirar de nuevo la situación en busca de nuevos elementos.

Casi todas las noches todavía a las once estoy en la calle, ya sea regresando de dar clases en otro pueblo o regresando de la iglesia donde asisto. Hay algo que ha llamado profundamente mi atención en los últimos años, no porque sea algo nuevo, sino por la realidad que se esconde detrás, es ver cómo nuestra juventud vive la vida nocturna. Analicemos este caso.

La sociedad actual ha perdido el encanto por la vida tal cual es, dicho encanto natural es considerado como algo cursi. Vivimos en un mundo artificioso en donde la realidad tiene cara de fatalismo. No es como las sociedades antiguas que la realidad, con todos sus males, tenía cosas hermosas que apreciarle. Como nuestra realidad desencanta, las personas quieren distanciarse lo más posible de la misma. A este intento de huir de la realidad se le llama “escapismo”. La gente busca un escape y la sociedad se lo brinda a través de drogas, alcohol, sexo, centros de diversión, etc. Por eso, pese a los esfuerzos por erradicarlos, cada día incrementa el narcotráfico, la trata de mujeres, pues son de gran valor para el mercado actual.

Antiguamente el padre y el hijo iban al bar o a la discoteca después de un día de mucho trabajo a relajarse, hoy esa relación se rompió, los padres se quedan en casa mientras los hijos salen; pues no se trata de relajarse o compartir, sino de escapar. Escapismo es lo que ofrecen los centros de diversión nocturna. Ese escape se busca a través del sentir, sin importar el precio que para ello haya que pagar, lo único que no se quiere es pensar. Así nos adentramos cada vez más profundo en una sociedad “pansensual”, es decir que la única realidad existente es lo que se siente. Sentir emociones, mientras más fuertes mejor, es lo que busca la sociedad actual. Como ya sabemos, los sentimientos son irracionales, por ello, cada vez aumentan más los casos irracionales: asesinatos, suicidios, violaciones, entre otros. Así esta nuestra sociedad.

Lo que me sorprende es ver que la iglesia también ha entrado en un proceso de mutación, para convertirse en un modo de escapismo y pansensualismo. Si piensan que soy exagerado les invito a echa un vistazo a los movimientos neopentecostales, estos son los que tiene megas iglesias, precisamente porque brindan el escape que la gente necesita.

Ahora cuando uno habla con una persona cristiana es común escuchar las frases siguientes: “siento de Dios”, “no recibo esa palabra”, “declara la palabra”, “pacta (da dinero) con Dios y el resolverá todos tus problemas”, “ven a Cristo y no tendrás mas problemas”, entre otras. Todas estas, frases de escape y de sentir emociones, todo un mundo mágico y artificial. Por eso ya no se necesitan pastores que cuiden del rebaño, sino de profetas que hagan magia para su público espectador, que pinten un mundo superficial donde solo tienes que creer que las cosas son posibles y enseguida suceden.

Ahora, ¿Qué tiene que ver todo esto con el tema que nos ocupa en la presente reflexión? Digamos que tiene mucho que ver. Sucede que, como dije, dentro de los medios de escapismo y emoción encontramos el cristianismo (con cristianismo me refiero a los nuevos modelos de iglesia, no a las antiguas, las cuales sufren la consecuencia de esta mutación). Ya explicamos en la reflexión pasada el conflicto entre pensar y sentir cuando llega el amor emocional. Como es lógico, en una sociedad pansensual el sentir va a prevalecer sobre el pensar, el placer sobre la realidad, los sentimientos sobre la razón. Pero pocas personas le gustan aceptar esta realidad. Apuesto que si yo dijera: los 7 pasos para tener la pareja de tus sueños, este fuera un grupo con muchos seguidores, pues la gente no quiere pensar, quiere que todo se lo den en recetas, no quiere que le digan la realidad, sino que se la disfracen. Prefieren creer que eso resolverá el problema a afrontar la realidad. Además, como el sentir es pasajero, nadie quiere asumir compromiso, por eso las relaciones actuales son artificiosas y efímera.

En la iglesia encontramos muchos grupos, veamos algunos: los y las que están esperando una palabra de parte de Dios, los y las que están orando con alguien, los y las que están esperando el tiempo de Dios, los y las "picaflores", entre otros.

1. Los y las que están esperando una palabra de parte de Dios. Estos no quieren afrontar la realidad de tener que decidir, prefieren que como a Samuel, Dios se les aparezca y les diga: Juan, la que canta en el coro, por la que tú has ayunado y orado hasta quedar como un esqueleto en vida, esa es la tuya. Como es lógico tanto desear algo hace que se creen alucinaciones. Por eso, aparecen algunos que dicen: hermana, Dios me dijo que usted será mi esposa; y la hermana le responde muy cortes: y no le dijo qué vamos a hacer con mi esposo (esto no es un chiste).

2. Los y las que están orando con alguien. Comúnmente estos no se sienten seguros de si quieren o no a la otra persona, pero no la quieren soltar para no quedar en soledad, así que le dan largas al asunto disque “orando”, en lo que maquinan qué hacer. Si concluyen que sí, Dios le confirmo, de lo contrario no. Aun los que creen que no lo están haciendo, revísense, apuesto que encontraran en su interior intereses en conflicto.

3. Los y las que están esperando el tiempo de Dios. Estos son los que tienen problemas para elegir, por eso van postergando la elección con el pretexto de que no es el tiempo de Dios, y como en el tiempo de Dios mil años es como un día, estas personas nunca están listas, pues en el tiempo divino toda su vida serán horas, y los recién nacidos no pueden tener parejas. Mientras que el caso anterior son más hombres los indecisos, en este son las mujeres. Comúnmente cuando entran en cierta edad, se casan con cualquiera. Y después si no les va bien: Dios mío este hombre que me diste. ¿No será el que tú elegiste?.

4. Los y las "picaflores". Estos aprovechan el amor emocional y lo disfrutan con cualquiera. Estos entran en el segundo grupo, hoy encontramos unos adolescentes que son los más santos, siempre están orando con alguien; sino es con una es con la otra, lo mismo va para las hembras.

Todas estas personas están buscando la dirección divina. Y ¡hay de quien diga lo contrario! Es un carnal; pues que me digan lo que quieran, pues en el mayor de los casos, el buscar la dirección divina no es más que una excusa barata para no tener que afrontar la realidad, es decir, una forma de escapismo y de irresponsabilidad. Dios nos ha dado la capacidad de decidir y elegir ¿acaso tiene él que hacer lo que nosotros podemos? Si es así, como es la voluntad de Dios que todos se salven, que predique él entonces. Pero, sabemos muy bien que es nuestra la responsabilidad de predicar, pues, así también de tomar nuestra decisiones en la vida afectiva. Por ejemplo, yo no tengo que saber si es la voluntad de Dios para ir a la iglesia, sino elegir una en la que me sienta bien y decidir ir, pues asumo que esa es su voluntad, que yo me congregue. De igual manera no tengo que buscar la voluntad de Dios para tener una pareja, pues también asumo que esa es su voluntad ¿Cómo lo sé? Porque Dios creó al hombre y a la mujer para que estuvieran unidos, así que, si tengo edad y madurez para tener una pareja, lo que tengo que hacer es elegir una con la que me sienta bien y decidirme por ella.

La voluntad de Dios es que cumplamos su palabra, de manera que siempre y cuando nuestra elección no vulnere nuestros valores como cristianos y nuestra vida espiritual, estaremos dentro de la voluntad de Dios. Debemos orar en toda ocasión, si tenemos nuestra pareja, también por ella, para que Dios la guarde siempre. Ahora, su pareja, le toca elegirla a usted no a Dios. Dejemos el complejo de Adán, de descargar nuestras responsabilidades sobre otros y afrontemos la realidad. Elegir a ciegas, presumiendo que es la voluntad de Dios, es la mejor manera de tener una pareja disfuncional. He visto cientos de parejas que Dios le confirma y después se separan, porque no era la voluntad de Dios, entre otros casos ¿se equivocó Dios? De ninguna manera, entonces que pasó, lo que sucedió es que Dios nunca dijo cosa alguna al respecto.

Recuerden esto: una pareja madura es aquella en la que cada uno conoce el límite del otro (y lo respeta), no exigiendo más de la cuenta. Un buen noviazgo es aquel en el que cada una de las partes sabe a ciencia cierta los defectos del otro y hasta dónde puede soportarlos. Dejemos de huir de la realidad, afrontemosla, esto es señal de madurez.

sábado, 5 de noviembre de 2011

¿POR QUE ORAMOS PARA ENAMORARNOS?

Por: Pedro Miguel Fernández

Dentro de las diversas formas en que los seres humanos experienciamos el amor se encuentra el “amor emocional”. Este tiene su base en los sentimientos y emociones de las personas. Este amor no lo buscamos, simplemente lo encontramos. Este amor es el famoso “flechazo de Cupido”. Es un amor que atrapa y arrastra hacia la persona amada. Casi todas las personas, en algún momento de su vida, han experienciado este tipo de amor, y todas las personas están propensas a quedar atrapadas por las garras de este amor. Hay que tener claro que, ciertas personas, algunas por predisposiciones genéticas, hereditarias, sicológicas y otras, son más o menos sensibles al amor; algunas son hipersensibles, mientras que otras son insensibles al amor.

El amor emocional es de carácter pasajero, con el tiempo se agota, pero mientras está presente es difícil lidiar con él, pues no decidimos cuando llega (simplemente nos damos cuenta de que está ahí), tampoco cuánto tiempo durará, ni mucho menos, cuando se acabará; solo lo vivimos mientras está presente. En el amor emocional no se enseña a amar, sino que se educa para amar, para no dejar que este amor nos controle.

El problema radica en el hecho de que cuando este amor llega a nuestras vidas, dice Walter Riso, “entran en juego dos principios: el principio del placer (lo que me gustaría hacer) y el principio de la realidad (lo que me conviene hacer)”. De manera que si no tomamos la decisión adecuada, podríamos terminar mal. La cuestión es que, como dirá Riso: “Cuando se desea, o es fundamental hallar la mejor solución posible entre eventos de importancia similar, el cerebro debe invertir buena dosis de su capacidad para elegir lo mejor posible”. Esto causa cierto desgaste en el organismo y si elegir se hace más difícil de lo normal, estamos en conflictos.

Pues bien, el amor emocional entra sin tocar puertas y, enseguida pone en conflicto el sistema emocional y el racional, el sentir y el pensar. Por ello, se nos dificulta tomar una decisión clara. Estamos con un pie en el acelerador y otro en el freno simultáneamente. Como la mayoría de las personas no han sido educadas para amar, rompen el equilibrio mental, pisan el acelerador hasta el fondo y pierden el control para decidir.

El caso es que, sea que hayamos o no pisado el acelerador hasta el fondo, cuando alguien nos atrae, tenemos que tomar una decisión. Normalmente, si él y ella están solos, optan por establecer una relación afectiva. Ahora bien, en el ámbito cristiano, como se modelan ciertos valores, y se tiene la creencia de que el noviazgo es la antesala del matrimonio, es necesario tomar una buena decisión. Es decir que, al agotamiento por tomar una decisión adecuada se les suman los valores y creencias cristianas lo cual hace que la decisión sea aun más agotadora; pues ya no es una decisión con respecto de la otra persona, sino que tiene que ver con otra persona, con la religión, con la sociedad, etc.

Comúnmente, en el cristianismo, se comprende a la persona como incapaz de tomar decisiones acertadas, por su naturaleza pecaminosa. De manera que como las personas no tienen la capacidad de tomar decisiones acertadas por sí mismas, necesitan de alguien que decida por ellas. Aquí es donde entra Dios en escena.

Ahora, el hecho de buscar la dirección divina tiene varias vertientes: 1. Como Dios tiene una voluntad, las personas creyentes deben saber cuál es a la hora de tomar una decisión en la vida; 2. Como Dios conoce el futuro, él es el único que sabe si nos irá bien o mal con una decisión que tomemos, por eso, es mejor que elija él, así tranquilizamos nuestra conciencia; 3. Como Dios tiene un tiempo particular para hacer cada cosa en nuestra vida, debemos esperar su tiempo para actuar; entre otras.

En el caso de las relaciones de pareja, se toma como base el texto bíblico de Génesis 24, en donde Dios aparece guiando al siervo de Abraham en su búsqueda de una mujer para Isaac. Aunque un análisis profundo de este texto demostraría que la interpretación que le hemos dado tradicionalmente no es la más adecuada, hay la convicción de que Dios nos guiará hasta nuestra Rebeca. Solo diré que el texto de Génesis 24 representa una cultura en la que los padres buscaban la pareja de los hijos, así para que cumplamos perfectamente el texto no deberíamos enamorarnos, sino quedarnos en la casa hasta que nuestros padres nos busquen con quien nos vamos a casar. Además, cabe preguntar si el padre de Rebeca le permitió ir con el siervo de Abraham por la historia del siervo o por la riqueza que éste dijo que tenía Abraham y los regalos que llevó.

De lo dicho en el párrafo anterior surge la práctica del “estar orando con otra persona”. Entiendo que orar por nuestra pareja cuando la tenemos es algo positivo. Ahora de lo que dudo es de ¿hasta qué punto es cierto que las personas enamoradas buscan la dirección de Dios para tener una relación afectiva? Con sólo echar un vistazo a la realidad de lo efímeras, superficiales (platónicas)  y disfuncionales que son las relaciones afectivas actualmente me surgen ciertas interrogantes al respecto.

¿Bajo cuáles criterios determinamos cuál sea la voluntad de Dios para nuestra vida afectiva? ¿Será cierto que Dios no nos ha dotado con la capacidad de elegir por sí mismo/a nuestra parejas afectivas? ¿Si Dios toma nuestras decisiones para qué tiene que juzgarnos al final de los tiempos? ¿Si, después de haber orado y ayunado y, como a veces sucede que recibimos confirmación por medio de otras personas, estamos convencidos/as de que es la voluntad de Dios y tomamos una decisión y al final nos va mal, qué pasó ahí? ¿Será que, igual que pasó con el profetismo en Israel pasará con las relaciones afectivas hoy, que solo al futuro, si todo salió bien, sabremos que era la voluntad de Dios tal relación? ¿De ser así, cómo vivir con la incertidumbre? ¿No será la voluntad de Dios que crezcamos en valores y espiritualmente y que, una vez alcancemos la madures podamos elegir por nosotros y nosotras mismas? ¿No será que las parejas actuales se escudan tras el logo: “estamos orando”, para hacer lo que les parece y no tomar decisiones serias en diálogo con la otra persona? Las preguntas son muchas y pienso que cada vez complicamos más las relaciones de pareja, supuestamente para arreglarlas y cada vez estamos peor: cuando Adán y Eva solo era unirse; posteriormente era casarse; después ser novios y casarse; ahora durar un tiempo orando, ser novios, comprometerse y casarse. Hemos alargado el proceso mucho y con todo ello no llegamos ni a una décima parte del tiempo que duraron Adán y Eva juntos. Debemos orar en todo tiempo, no solo cuando nos enamoramos.


Cuando miramos las relaciones afectivas hoy, encontramos el cuadro siguiente: la mayoría de las parejas oran a Dios o por lo menos aparentan que lo hacen. Sin embargo, los resultados no dan buen pronóstico. Hay quienes empiezan a orar con alguien y si la persona dura mucho para responder, se cansan y dicen que no era la voluntad o el tiempo de Dios; también quienes empiezan a orar con alguien y ven otra persona que le atrae más o que llena más sus deseos, así que dejan de orar con quien que estaban para orar con otra/o; hay quienes empiezan a orar con alguien y después que logran ciertos niveles de caricias, sueltan eso; hay quienes oran fielmente y no consiguen nada; hay quienes oran y logran entablar una relación; entre otros casos.

Por otra parte tenemos las parejas a las que Dios les confirma: algunas terminan separadas a los pocos meses o después, otras siguen sobreviviendo por el que dirán, otras ya no sienten ningún afecto, pero siguen unidos, porque supuestamente esa fue la cruz que Dios le dio. Solo una minoría muy pequeña logra establecer una relación sana. De la mayoría de estos casos se forman los matrimonios que tenemos actualmente, donde solo un porcentaje casi invisible (pues hay que sacar los que fingen felicidad, que son muchos) tienen un matrimonio sano.

Esta es la cruda realidad, saque usted sus propias conclusiones…

miércoles, 2 de noviembre de 2011

EL DESCARADO ENGAÑO DE LA “MEDIA NARANJA”


Por: Pedro Miguel Fernández

Nuestra cultura nos ha condicionado para que creamos que es natural la creencia de que tenemos una persona que nos complementa “mi media naranja”, “mi otra mitad”. De esta manera, las relaciones de pareja que establecemos están basadas en el principio de complementareidad: soy la mitad de un ser que necesita de su otra mitad para ser completo. ¿Cómo seguir abrazando tremendo disparate? Está más que demostrado que cada persona es, en sí misma, un ser íntegro, autónomo y completo, no se necesita de ninguna otra persona para ser completo.

Lo interesante es que en pleno siglo XXI, pese a los avances que hemos alcanzado en aras del conocimiento, haya muchas personas que sustentan la idea de la media naranja. Hay quienes aseguran haber encontrado a su otra mitad, lo cual sólo sirve de motivación o ¿frustración? para quienes se han pasado la vida pasando de una pareja a otra, en busca de su media naranja. ¿No será mejor que nos sinceremos y entendamos de una vez por toda que la media naranja no existe? Si tal cosa fuera verdad ¿Por qué muchos de los que dicen haber encontrado su media naranja terminan separándose de ella, mientras que quienes no se separan, en el mayor de los casos viven una vida de doble moral, aparentando algo que no es cierto?

La media naranja tiene como trasfondo la idea de ser “una sola carne”. Esta idea proviene de la tradición judeo-cristiana y tiene su base en una interpretación errónea del texto bíblico de Génesis 2.24: “se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Pese a esto, no analizaremos el texto en este momento.

El casos es que, basta sólo con abrir los ojos y ser realistas, para que nos demos cuenta de una vez por todas que toda pareja está compuesta por dos personas muy diferentes, que no tienen más en común que el mutuo interés de compartir su vida con la otra persona. Así que debemos cambiar el concepto de complementareidad por el de mutualidad. Desde aquí, la relación de pareja no es una simbiosis en la que el gen dominante absorbe al recesivo, sino un acuerdo mutuo en el que intervienen tres intereses: mis intereses, tus intereses, nuestros intereses. Por ello, la relación tiene que ser un negocio en el que las partes tengan ventajas iguales y en la que se establezcan condiciones y límites claros.

Uno de los problemas de pretender ser una misma cosa es la eliminación de uno de los integrantes de pareja. Como un cuerpo no puede ocupar dos lugares en el espacio, por leyes físicas, para corregir el error y evitar las paradojas, uno de los dos tiene que desaparecer. En la mayoría de los casos, son las mujeres las víctimas de estos tipos de simbiosis. Lo ilustraré con el siguiente ejemplo: la sociedad, como tiene bien creído que en el matrimonio las dos personas se vuelven una, hace desaparecer a uno de los dos; por eso, después que la mujer se casa, desaparece legalmente, ahora sus documentos dicen que ella es de… y como ya no es un ser, su apellido termina en sus hijos y también su historia, sólo el hombre seguirá existiendo si tiene la suerte de procrea hijos. De manera que, si una mujer quiere seguir en la historia tiene que separarse del hombre, pues a su lado no puede. Esta es la cruda realidad.

En fin, no busques la media naranja, pues terminarás en la decepción. Comprende desde ahora de que tal cosa no existe, como tampoco la alma gemela, ni la otra mitad. Solo existen personas que son diferentes a ti, con las que, para relacionarte de manera sana y madura, tienes que establecer un acuerdo de intereses mutuos, respetando cada quien lo propio de la otra persona: su autonomía, dignidad, desarrollo, autorealización, libertad, valores e integridad.

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