sábado, 15 de octubre de 2011

¿QUIERES ENAMORARTE?


Por: Pedro Miguel Fernández.
Es normal entre los seres humanos, exceptuando las personas asexuales, célibes, eunucos, etc., que las personas quieran tener una relación de pareja, esto, por las razones que sean. Las personas comúnmente, cuando empiezan una relación de pareja, tienden a decir, entre otras cosas (si es una joven que le cuenta a su amiga): “Oye amiga, te tengo una noticia que no me la vas a creer: Juan y yo nos hicimos novios. ¡Ay, amiga, estoy tan feliz!”. No cabe duda de que para esta joven, igual que para la mayoría de las personas, tener una pareja es signo de alegría, la cual, la hace sentir feliz.

Para establecer una relación de pareja hay varios elementos que influyen, de los cuales, empezaremos citando la atracción (hace que una persona (le guste) se sienta inclinada hacia otra). Hay quienes, cuando sienten atracción por alguien, dicen: “me gusta esa persona”, o “estoy enamorado/a de esa persona”, cuando los niveles de atracción son más altos.

La cuestión es, que la atracción es algo emocional y, por consiguiente, en el mayor de los casos, opuesta a la razón. Cuando nos enamoramos se establece una relación dialéctica entre la emoción y la razón. Mientras la primera nos dice que quiere estar con esa persona, la segunda nos alerta sobre los peligros que pudiera implicar dicha relación. Dicho de otra manera, se crea un ambiente de conflicto entre pensar y sentir (razón y corazón), en el cual cada uno apela a una lógica diferente. De aquí que, dependerá de que la persona logre “obtener un balance saludable entre pensar y sentir” (Walter Riso), el que pueda llegar a una solución satisfactoria. De manera que, el arte de enamorarse consiste en aprender a crear un equilibro entre lo que pensamos y sentimos, es como tener un pie en el acelerador y otro en el freno simultáneamente.

El problema está en que la mayoría de las y los jóvenes y adolescentes, producto de la misma inmadurez e ignorancia sobre el tema, al momento de enamorarse pierden la capacidad de pensar objetivamente, pues dejan de pensar con la cabeza para pensar con el corazón, es decir, dejan de pensar con la razón para pensar con los sentimientos. Así que se inclina la balanza (sentir/pensar) hacia un sólo lado, haciendo perder el equilibrio. Cuando esto sucede, la persona no está en control de sí misma. Ha pisado hasta el fondo el acelerador, y lo más probable es que choque y se golpee fuertemente. Como sucede hoy con mucha frecuencia.

Si quieres enamorarte, te conviene madurar hasta que puedas equilibrar las contradicciones interiores que, como dice Walter Riso, se producen entre el principio del placer (lo que me gustaría hacer) y el principio de la realidad (lo que me conviene hacer). Recuerda, una buena salida, en el mayor de los casos, asegura una buena llegada, trata de iniciar con buen pie tu relación de pareja. No olvides que lograr una sana relación de pareja dependerá, entre otras cosas, del equilibrio que puedas establecer entre lo que sientes y lo que piensas.

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