Por: Pedro Miguel Fernández - 2013
Es la incapacidad de tomar la palabra
frente a otro u otros. Quien tiene miedo escénico no es libre. El miedo escénico no es natural, el
mismo ha sido inoculado por una educación bien intencionada, pero absolutamente
castrante, con la cual, el poder, busca cerrar el pico al pueblo. Porque si se
dota de palabra al pueblo, eso le convertirá en personas de libre palabra y
libre pensamiento, lo cual aterra a cualquier poder, porque le genera crisis. Y
como hemos sido educados en la burguesía de la seguridad, el dogmatismo y el
conservadurismo siempre imperan. Pues el que domina la palabra aventaja a los
demás.
Así, desde pequeños se nos enseña: “Tu niño ve, oye y calla”. “El que tiene
boca se equivoca”. “La mejor palabra es la nunca dicha”. “En boca cerrada no
entran moscas” (pero entran gusanos después que te mueres) ¿Qué te parece? “El
hombre es dueño de su silencio y esclavo de sus palabras”. Lo cual es mentira.
Yo soy dueño de mis silencios y dueño de mis palabras.
Con todo esto, sólo perderás el miedo
escénico cuando entiendas que tú no eres mejor ni peor que nadie; que tú tienes
el derecho a la palabra; cuando lo asumas y lo vivas. Recuerda: lo importante
no es hablar bien, sino comunicar, lo cual es darse a entender al otro.
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