Por: Pedro Miguel Fernández - 2013
Si alguien insistiera en afirmar
esto de seguro se ganaría la desavenencia primero de los miles de hombre que
están convencidos de que sufren de este “terrible mal”, también de las miles de
mujeres que reafirman esta condición en el hombre; además, de los miles de
clínicos que han definido, clasificado y medicalizado esta “maléfica
enfermedad” y, sobre todo, de las grandes empresas farmacéuticas que se lucran
de esta “desgracia masculina”. Hasta puede que también de algunos terapeutas
que se ganan la vida curando la eyaculación precoz.
Sin embargo, como yo soy un poco
mayorcito, y soy dueño de lo que digo y de lo que cayo, he decido abordar este
importante tema de la sexualidad de forma objetivamente crítica.
Lo primero que me atreveré a afirmar
es que la eyaculación precoz no es una condición biológica, sino una
construcción socio-cultural, basada en una visión coito-céntrica de la
sexualidad. En esta visión el falo (pene erecto) es símbolo de la virilidad
masculina, el hombre tiene el poder y el control y eso lo demuestra manteniendo
su pene erecto por mucho tiempo. Además, como aquí la única forma de sexualidad
es el coito, para ello es necesario que el pene esté erecto o se acabó la
función.
Ahora, ¿es esta forma de sexualidad
una creación de Dios, o el resultado de un proceso biológico? No. Ninguna de
las dos, ni Dios ni la biología tuvieron que ver con esto, sino las sociedades
patriarcales. Si hablamos en términos biológicos de reproducción, el tiempo que
se dure para eyacular no determina la fecundación, así que no fue la biología.
Y si nos vamos el mundo cristiano, me he leído toda la Biblia y no he visto ni
un texto donde Dios diga cuanto tiempo debe durar el pene erecto antes de
eyacular.
Entonces, ¿qué es la eyaculación
precoz? Hablando para el sentido común, digamos es aquella persona que eyacula
antes del tiempo promedio o entendido como normal, y termina con la pérdida de
la erección al llegar al periodo refractario. La clínica clásica clasifico en
difusión primaria: cuando se repetía siempre; y en secundaria: cuando sucedía
esporádicamente. También estableció una distinción temporal: ejaculatio ante
portas (eyacular ante la puerta) y ejaculatio intra portas (eyacular entre la
puerta). No hay que explicar cuál es la puerta.
¿Existe la eyaculación precoz?
¿Precoz en comparación con qué? ¿Es una enfermedad la eyaculación precoz? Desde
que clasificamos, parametramos y asignamos tiempo a las cosas nos creamos un
imaginario de que lo normal es lo que está dentro del parámetro o tiempo
establecido y todo lo demás es deficiente o excesivo, a-normal. Así que lo
medicalizamos.
La eyaculación o erección precoz no
es una disfunción, enfermedad o problema perse. Sino que, la creencia de que
existe un tiempo establecido, el miedo a la insuficiencia y que por eso se
pierde la virilidad si crea problemas y enfermedades psicoafectivas,
psicosomáticas y otras fisiológicas por el abuso de los fármacos. Además,
recordemos que nuestro cerebro se engaña y cuando nos creemos demasiado algo,
sea por miedo a convicción, termina volviéndose real.
En fin, como dice la sexóloga
Valerie Tasso: “La eyaculación precoz, o
quizás mejor dicho, el erectismo precoz, tiene que ver exclusivamente con los
sentimientos de frustración y satisfacción, no con el paso de las manecillas”.
Además, para el que está convencido de que es un eyaculador precoz“…no es tan importante el tiempo que se
emplee en obtener el orgasmo como el convencimiento de que ese tiempo siempre
va a resultar demasiado corto”. En definitiva, “La eyaculación precoz no es un problema del hombre sino del hambre”.
Aquí cabe recordar al Nietzsche: “Todo
amor piensa en el instante y en la eternidad, pero nunca en la duración”.
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