sábado, 21 de julio de 2018

¿Es Pecado Despenalizar el Aborto?


Pedro M. Fernández

En el contexto dominicano, esta pregunta se plantea dentro del marco de la tradición cristiana (católica y protestante), pues no se toma en consideración otro marco religioso; no porque no sea importante, sino porque en nuestro país es la moral de la tradición cristiana la que tiene incidencia en las decisiones políticas.

Dicho esto, cabe resaltar que, dado que la Biblia no hace mención del tema, no podemos afirmar que bíblicamente el aborto sea un pecado. Sin embargo, alguien pudiera replicar que la cocaína no es mencionada en la Biblia y aún así su consumo es considerado un pecado en la iglesia cristiana actual.

Esto nos plantea una realidad interesante, que la variación del contexto produce variación en la concepción del pecado. Por ejemplo, hay cosas que la Biblia no condena y la iglesia actual sí, y hay cosas que la Biblia condena que la iglesia actual no. Esto puede deberse tanto al cambio del contexto como a la aparición y desaparición de ciertos fenómenos culturales.

Por ejemplo, la ley del Levirato (levantarle descendencia al hermano, si éste moría antes de tener hijos) era impuesta por Dios, pero hoy la iglesia condenaría que un hombre se case con la mujer de su hermano porque éste haya muerto antes de procrear hijos. La Biblia condena a quien se niegue a cumplir con esto, pero la iglesia de hoy no.

En este punto alguien podría decir que eso es algo vigente en el antiguo pacto, pero no en el nuevo. Y a eso podemos responder con muchísimos ejemplos de prácticas vigentes en el Antiguo Testamento que la iglesia de hoy las abraza como positivas, porque les dan algún beneficio. Pero aquellas que culturalmente no son aplicable, serán vistas como pecado.

Todo esto evidencia lo difícil que es establecer algunos tipos de pecados desde el texto bíblico. Además, evidencia que la concepción del pecado en el cristianismo no sólo toma en consideración a la Biblia, sino también los códigos culturales y las leyes vigentes, entre otros casos. Hace unos 30 años la mayoría de iglesias evangélicas estaban convencidas de que una mujer que usara pantalones se iría al infierno, hoy ninguna de las iglesias más grandes afirmaría tal cosa. Desde luego, hay muchas pequeñas iglesias, sobre todo en zonas rurales que todavía piensan así.

En los tiempos bíblicos el aborto no era un pecado, de hecho la vida de las mujeres, los niños y niñas y los esclavos no tenían ningún valor. Todos estos eran simples objetos del hombre de la casa, el cual los podía incluso ofrecer para pagar una deuda. Afortunadamente ya no pensamos así. Hoy tratamos de defender la vida de todos los seres humanos.

Aquí hay que realizar una diferencia: una cosa es defender la vida y otra cosa es defender la vida humana. Entonces, ¿a partir de qué momento podemos afirmar que el óvulo fecundado se convierte en humano? Porque obviamente es una vida. Lo cierto es que no podemos precisar con certeza en qué momento del proceso de gestación tenemos una vida humana, ya que el óvulo fecundado parece ser sólo una vida humana en potencia.

Pero esta discusión sólo nos serviría para poder decidir hasta qué momento es plausible realizar un aborto, a partir de qué momento se está quitando una vida humana. En este punto nadie se pone de acuerdo: ni la religión, ni la ciencia. Desde la teología de la predestinación podríamos decir que desde antes de nacer ya hay un propósito de Dios. Sin embargo, es difícil discernir en qué momento se crea el alma de el nuevo individuo, aquí tampoco hay acuerdo en la teología.

Desde la ciencia podría tomarse como punto de referencia el momento en el que el feto cuenta con los circuitos neuronales que permiten que seamos humanos, pues gran parte de nuestro cerebro lo compartimos con otros mamíferos y primates y ello no le hace humanos.

El problema presente en el contexto dominicano, igual que otros 5 países de la región que también penalizan el aborto en todas las causales, es que con el argumento de sectores de poder religioso de que defienden la vida desde la concepción se quiere imponer una legislación que afecta a todas las mujeres por igual, sin importar si están de acuerdo o no con este argumento religioso. Cuando ni en la misma religión hay claridad sobre el momento en el que podemos hablar de una vida humana en el proceso de gestación. Es un argumento basado más en la imposición que en las evidencias.

Aquí se nos presentan varios dilemas éticos: 1) si la vida de la mujer y la del embrión o feto están en peligro ¿cuál debería tener prioridad? 2) ¿Se debe llevar hasta las últimas consecuencias un embarazo aun sabiendo que no será posible la vida fuera del útero? 3) ¿Debemos obligar a una mujer o niña violada a llevar en su vientre y dar a luz una criatura en contra de su voluntad?

Cuando se nos presentan dilemas como estos, la concepción de pecado se tambalea entre posturas ideológicas. Para quienes la vida de la mujer sigue valiendo menos que la de un feto, la postura es muy simple: obligar a todas las mujeres, penalizando su desobediencia de forma legal, religiosa y moral.

Ahora bien, ¿están todos los cristianos y cristianas de acuerdo con esta posición? La respuesta es, no. Pero muchos feligreses tienen miedo de exponer su posición por lo que dirán de ellos y otros porque tienen confusión al respecto, pues al escuchar varias posturas no saben si pecan pensando cosas como estas.

En este punto cabe destacar que no hay ninguna forma objetiva bíblica o teológicamente de probar que el aborto en estas tres causales sea condenado por Dios, y tampoco debería penalizarse legalmente. Desde luego siempre habrá quienes saquen textos de su contexto y se inventen historias para confundir a quienes ignoran la historia de la iglesia y la exégesis bíblica.

La despenalización del aborto en las tres causales (cuando la vida de la mujer peligra, cuando el embarazo es producto de violación por un familiar o un particular o dada la inviabilidad del feto) no es una obligación para abortar, sino dar una opción a quienes entiendan que es la vía correcta. Tampoco es matar un bebé, esto es un gran disparate que se suele utilizar para manipular la conciencia de las personas. No es cierto que la despenalización aumenta la cantidad de abortos, las estadísticas dicen lo contrario. No es cierto que esto sea un pecado contra Dios. La despenalización promueve la seguridad, vida y salud para las mujeres y niñas que por algunas de las causales decidan interrumpir su embarazo.

lunes, 2 de julio de 2018

“Desarrollar Diversas Pasiones Resulta Más Eficaz”


Por: Pedro M. Fernández

En un estudio llevado a cabo por la National University of Singapore Business School (Escuela de Negocios de la Universidad Nacional de Singapore) se observó que parece ser más factible desarrollar varias pasiones o sueños a la vez que enfocarse en uno sólo.

Para el estudio, llevado a cabo por Paul A. O’Keefe, Carol S. Dweck y Gregory M. Walton, fueron reclutados varios grupos de participantes con intereses muy distintos y se les suministraron artículos y videos acerca de temáticas que les gustaban y otras que no le gustaban.

Se encontró que las personas con menos interés por temas fuera de su zona de confort eran menos propensos a finalizar y a entender los materiales suministrados.

Los investigadores concluyeron que las personas que sólo persiguen una pasión, invierten demasiado tiempo y esfuerzo emocional en eso que entienden que se le da muy bien. Estas personas frente a las dificultades pueden sentir niveles más altos de frustración y sentir que todo se viene abajo, pues lo han dado todo de sí en una única actividad.

Por lo que los investigadores entienden que parece ser más beneficioso tener varias pasiones simultáneas y buscar nuevas, porque si fallamos en una no es tan frustrante, pues no le hemos dedicado todo el tiempo y esfuerzo a esa única meta; además, tenemos más alternativas.

En fin, parece ser mejor desarrollar varias pasiones que sentarse a esperar que nos llegue una o enfrascarse en una sóla misión.

Referencia:
O’Keefe, P., Dweck, C. y Walton, G. (2018). Implicit Theories of Interest: Finding Your Passion or Developing It?  Consultado el 2-julio-2018. Disponible en: http://gregorywalton-stanford.weebly.com/uploads/4/9/4/4/49448111/okeefedweckwalton_2018.pdf

martes, 12 de junio de 2018

“Individualismo Epistemológico”


Pedro M. Fernández

Steven Lukes define el individualismo epistemológico como una doctrina filosófica sobre la naturaleza del conocimiento, la cual afirma que la fuente del conocimiento se encuentra en el individuo.
Muchos pensadores de tradición racionalista se inscribieron en esta línea de pensamiento, empezando por Descartes, siguiendo con Malebranche, Leibniz y Kant. Sin embargo, es en el empirismo que el individualismo epistemológico se concreta como tal. Pues se sostiene que la experiencia individual es la fuente del conocimiento.
En el empirismo esta doctrina toma diversas formas. Por ejemplo, para Locke todo los objetos del pensamiento son aportados por la percepción sensorial. Para Berkeley todas las cosas sensibles sólo existen en la mente y todo conocimiento procede de la percepción sensorial. Para estos autores las sensaciones siempre son correctas lo que asegura la certidumbre del conocimiento.
Pero llega Hume y nos plantea un punto de vista escéptico al respecto, para él tal seguridad es imposible, porque los sentidos no son infalibles.
Como es obvio, esta corriente influenció al pensamiento psicológico desde sus inicios científicos. Incluso, cabe notar cómo las ideas de estos filósofos nos plantean un atomismo psicológico, pues se concibe el conocimiento como una masa de elemento sensibles. Este pensamiento atomista estuvo presente en muchos de los psicólogos de finales del siglo XIX, por ejemplo Wundt y Titchener.
Dicho pensamiento atomista va a encontrar una contraposición en el fenómeno global de la Gestalt. Donde se entiende que el todo es más que la suma de las partes y quienes se opusieron el individualismo metodológico: reducir el fenómeno global a sus partes constituyentes. Sin embargo, un cambio importante en el individualismo epistemológico lo empezamos a observar con Durkheim y Wittgenstein.
Aun así, el individualismo epistemológico sigue teniendo mucha fuerza en los modelos actuales de comprensión del conocimiento. Por ejemplo, vemos que en la Neurociencia se plantea todo el conocimiento construido por el cerebro a partir de la interacción con el ambiente, volviendo a los empiristas clásicos y obviando, en muchos casos los aportes sociológicos.
Además, a partir de la década de 1960 retoma fuerza la neuroanatomía funcional del conocimiento que había quedado olvidada en el siglo XIX en el psicobiología y la psicofisiología debido al imperio del Psicoanálisis y el Conductismo la primera mitad del siglo XX. Así el empirismo contemporáneo se interesa menos por la explicación psicológica de cómo se adquiere el conocimiento y se inclina por la biología y a la fisiología del sistema sensorial y el procesamiento de la información, desde luego en términos individualistas.
Como sostiene Lukes, la línea central de esta argumentación afirma que todas las proposiciones cuya verdad sea contingente y a cuyo conocimiento podamos acceder, deben basarse en proposiciones que transmitan directamente experiencia sensorial: “proposiciones datos-sensoriales”. Así como afirma Russell caemos en lo que él llama “atomismo lógico”.
Cabe resaltar que como objeción al empirismo y al individualismo epistemológico tenemos la exigencia de un mundo público compartido y el lenguaje intersubjetivo compartido, ambas condiciones previas al conocimiento.

Referencia:
Lukes, S. (1975). El individualismo. Ediciones Península. Barcelona, España.

sábado, 5 de mayo de 2018

“El Vuelo de los Gansos”


Por Pedro M. Fernández

Los seres humanos tendemos a utilizar analogías tanto como forma de conocimiento de la realidad, como para transmitir ciertos mensajes. El vuelo de los gansos es una de esas analogías que utilizamos para llevar diversas enseñanzas sobre el trabajo en equipo.

Ahora bien, cabe preguntarse si toda analogía lógicamente posible es pragmáticamente aplicable. En otras palabras, ¿el hecho de que tengamos la capacidad de realizar de forma lógica una analogía implica que sea aplicable a la realidad a la que queremos adaptarla?  Aun peor, a veces queremos adaptar toda suerte de analogías absurdas.

El problema es que a veces no tomamos en consideración las diferencias inherentes a las dos realidades: la que es comparada y a la que se le aplicará la comparación. Analicemos algunos detalles del vuelo de los gansos en relación con un sistema de cooperación humano.

Los gansos vuelan en una forma específica. Periódicamente el que va delante pasa atrás y otro ocupa el lugar principal, en ocasiones cuando uno enferma otros dos lo acompañan hasta que se recupere y puedan reintegrarse al grupo o integrarse a otro. Puede que en algunos casos el que estaba enfermo muera.

De esto se ha sacado toda suerte de enseñanzas para trabajos de colaboración en equipos humanos. Ello se hace sobre la base de la personificación, como si las casusas por la que los gansos vuelan de esa manera tuvieran como bases razones humanas.

En sí no parece que estemos aprendiendo algo de los gansos, sino introduciendo nuestros razonamientos en el comportmiento de ellos. Los gansos no vuelan en la forma en que lo hacen porque sean disciplinados u organizados o porque sepan de aerodinámica, sino que lo hacen porque es una conducta adaptativa que les permite cansarse menos durante el vuelo. Parece que la causa de que vuelen así es una necesidad  evolutiva, no un razonamiento. Pero nosotros tendemos a confundir las razones con las causas. Nosotros tendemos a organizanos en torno a razones, obviando las causas.

Construimos el concepto de liderazgo y lo adjudicamos a los gansos. El ganso que está delante no es el gurú que conoce la ruta, pues la ruta está codificada en el sistema de geolocalización de cada uno, ninguno es mejor o superior a otros. Simplemente se alterna el trabajo duro de estar delante rompiendo el viento. Y esa alternancia también está codificada en su conducta.

El grupo no se detiene por un enfermo, sigue la ruta programada. Algunos se devuelven por si se recupera el enfermo, pero están solos, a suerte de si encuentran otro grupo o si pueden alcanzar a su grupo. En todo caso no pueden hacer mucho más que acompañar al enfermo hasta que sane o se muera.

Por otro lado, las conductas de cooperación codificadas evolutivamente tienen su costo y beneficios: si cooperan flexiblemente no pueden hacerlo en masas, y si cooperan en masas no pueden hacerlo de forma flexible. Entonces, los gansos no cooperan de esa forma porque entiendan, hasta donde sabemos, que es una forma eficaz, sino porque ya está programado en sus genes. Esto implica que no pueden variar dicho modo, pues el determinismo biológico condiciona su conducta y modos de cooperación.

La cuestión es que los humanos tenemos otra relación con la biología y la conducta, nuestras leyes de cooperación no están determinadas biológicamente, podemos reconstruirlas socialmente, todos los miembros de un grupo humanos no tienen todos los conocimientos de todo lo que hace el grupo para poder guiarlo, ni tienen la obligación de dirigir el grupo en un momento determinado, entre otras cosas.

De manera que esto puede ser una bonita metáfora, pero es más una idealización atropomórfica del vuelo de los gansos.

“La Mentira es la Regla y la Verdad es la Excepción”


Por: Pedro M. Fernández 

Durante varios años he venido estudiando la mentira porque he observado que la gente, aunque siempre apela a la verdad del otro, prefiere bailar con la mentira. En mi análisis intuitivo me he sentido apoyado por diversos autores que plantean ideas similares: “La gente prefiere una buena noticia falsa a una mala noticia verdadera” (L. Ferry); “Existen mentiras vitales y verdades simples” (D. Goleman); “Es más fácil engañar a una persona que convencerla de que la han engañado” (M. Twain); “Una mentira que te haga feliz vale más que una verdad que te amargue la vida” (R. Arjona), entre otros.

Sin embargo, ninguno de estos casos muestran evidencias empíricas que avale la información intuitiva. Precisamente eso es lo que ha logrado hacer recientemente Soroush Vosoughi y su equipo, conseguir evidencia empírica que demuestra que lo falso se propaga más rápido que la verdad.

Para el estudio se usó un conjunto de datos de cascadas de rumores en Twitter de 2006 a 2017. Alrededor de 126,000 rumores fueron distribuidos por aproximadamente 3 millones de personas. Lo que se observó fue que las noticias falsas llegan a más personas que las verdaderas.

Se tomó el 1% superior de las noticias falsas y las mismas eran difundidas entre 1,000 y 100,000 veces, sin embargo las verdaderas rara vez llegaron a mil. Las noticias falsas se difundieron un 70% más que las verdaderas.

En fin, sin bien es cierto que un solo estudio no puede hacer juicio por toda la humanidad, por lo menos el mismo nos muestra hacia dónde apunta la balanza en cuanto a la verdad y la mentira se refiere.

Ahora nos toca preguntarnos ¿por qué esto es así, que la gente prefiere la mentira antes que la verdad? Desde la religión la respuesta es fácil, pues podemos culpar a algún demonio de ello, por esto no nos sirve de mucho ya que no podemos hacer nada para reformar a los demonios. Por ello, necesitamos otra respuesta desde la ciencia.

“Haitianos y Homosexuales: Endemoniados y desviados”


Por: Pedro M. Fernández

La relación extranjero/nacional es una relación desigual en todos los sentidos. Por ejemplo, no se juzga de la misma manera si una persona le quita la vida a otra de su territorio que si es un extranjero el que se la quita; es decir, que la gente tiende a sentir menos furor colectivo cuando es un nacional el que le quita la vida a un nacional que si es un extranjero. Pues no se espera que el que viene de fuera tenga los mismos derechos y beneficios que los nacionales, aunque los documentos de derechos humanos digan otra cosa.
El extranjero constituye un grupo minoritario en el territorio ajeno, lo cual le hace verse privado de ciertos derechos y privilegios de los que otros gozan por el simple hecho de ser del lugar. Si la persona, además de ser extranjera, proviene de un país con el que los nacionales tienen rencores históricos y además es concebido como una raza inferior; entonces, las cosas se complican muchos más.
Dicho esto, es lógico, aunque no por ello justificable, que se juzgue de una forma más severa el hecho de que un haitiano quite la vida a un dominicano que si es un dominicano el que le quita la vida a un dominicano o a un haitiano en el territorio dominicano. De la misma manera, se juzga más severamente si un homosexual viola a un niño que si lo hace un sacerdote. Al parecer el hecho de ser haitiano u homosexual hace que el homicidio o la violación sea más grave.
Estadísticamente es menos probable que un haitiano le quite la vida a un dominicano a que lo haga otro dominicano; de la misma manera que es menos probable que un homosexual viole a un niño a que lo haga un sacerdote. Pero arremetemos con más fuerza contra homosexuales y haitianos. Esto muestra lo sesgado que está nuestro juicio por el odio hacia el otro.
Una muerte o una violación no son aceptables de ningún modo y objetivamente debería ser juzgado con la misma severidad para cualquier humano que cometa el acto, sea homosexual o clérico; sea extranjero o nacional. Pues objetivamente un homicidio es un homicidio y una violación es una violación con independencia de quién lo perpetre.
En este punto observamos la ausencia de objetividad en el juicio cuando dependiendo de las características inherentes al perpetrador juzgamos de una forma más o menos severa el acto. Además, cuando generalizamos el acto a los miembros del grupo minoritario al que pertenece la persona, como una característica inherente a dicho grupo. Por ejemplo, lo mató porque es haitiano o los homosexuales violan niños. Son en realidad estos estereotipos y prejuicios los que hacen que juzguemos más severamente los actos que a su vez confirman y refuerzan nuestros estereotipos y prejuicios. Como humanos, cuando alguien que nos cae mal nos hace algo malo es por mucho peor que si nos lo hace alguien que nos agrada.
Si el racismo puede definirse como el odio hacia otra persona por sus características fenotípicas; la homofobia puede definirse como el odio hacia otro ser humano por su orientación sexual. Aunque, desde luego, nos cuesta aceptar que es así. En este punto el odio se convierte en un terreno fértil tanto para estereotipos y prejuicios; como para la satanización, la patologización, la exclusión y el desprecio hacia el otro.
Las minorías son concebidas como desviadas, no desde el punto de vista estadístico, desde el cual se puede entender la desviación como qué tanto se aleja algo del promedio, qué tan diferente es. Las desviaciones con respecto de la media crean la diversidad, gracias a ello no existe una única forma en toda la naturaleza. Pero en el promedio, los grupos conservadores, tienen a ver las desviaciones como algo nocivo y peligroso para la santidad, la salud, las buenas costumbres, etc.
Por otra parte, el nacionalismo no es más que una ideología que cual religión tiene muchos creyentes; y, así como las fronteras, no es algo que existe de forma natural sino un invento de nuestra imaginación colectiva y una forma de control territorial. Con esto no estamos diciendo que nacionalismos y fronteras no tienen importancia por el hecho de no ser un hecho biológico, sino que no deberíamos querer naturalizarlos como si lo fueran.
Lo cierto es que todos somos humanos independientemente de en qué lugar del planeta nacemos o nuestras características personales, si algo malo hacemos debemos responder por ello igual que cualquier otro humano. Obviamente esto es sólo un ideal, pues el sistema seguirá tal cual es y defenderá su estabilidad.

“Reflexiones de Mis Aprendizajes con Leiahna”


Por: Pedro M. Fernández

"Se suele identificar los períodos de aprendizaje con el tiempo que pasamos en la escuela, y los períodos de libertad con el tiempo que pasamos fuera de la misma. Dicha creencia se encuentra enraizada en el modelo de educación de masas que se impulsó durante la Revolución Industrial para satisfacer la demanda de profesiones que la industrialización estaba creando y que tenía como propósito mejorar la eficacia de este nuevo proceso de transformación económico, social y tecnológico" (Villegas, 2017). 

Sin embargo, los conocimientos actuales nos dicen que nuestro cerebro nunca se detiene de aprender, de modo que no existe un tiempo para el aprendizaje, pues el aprendizaje es continuo. De hecho, es una cuestión de supervivencia para nuestro cerebro, ya que no basta con poder buscar comida, bebida y pareja; es necesario conocer el ambiente para eficientizar la realización de esas conductas que garantizan la supervivencia.

Dicho esto, considero que una de las competencias que debería desarrollar el sistema educativo es la autodidáctica. Pues así, las personas podrían continuar aprovechando la información con la que entran en contacto en la cotidianeidad y convertirla en conocimientos. De otro modo, dichas informaciones pasarán desapercibidas. 

La autodidáctica implica tener los ojos abiertos ante la información relevante y poseer las herramientas y estrategias para aprovecharla e integrarla a nuestro banco de conocimientos. 

Esto es importante, porque si bien, nuestro cerebro aprende siempre, cabe destacar que el mayor aprendizaje se da fuera del tiempo formal de aprendizaje estipulado por nuestra sociedad, como lo evidencia un estudio realizado por Cross, J. (2002), el cual es citado posteriormente por The Maritz Institute en su artículo «The Neuroscience of learning. A New Paradigm for Coporate Education» (2010). Este explica cómo sólo entre un 10-20% del entrenamiento organizacional formal se transfiere al trabajo. Mientras tanto, el 80 % del aprendizaje ocurre sin diseño ni estrategia. 

Dada esta realidad, es necesario tomar más enserio el desarrollar en los individuos la capacidad de una autoaprendizaje activo y consciente. Pues de este modo se pueden aprovechar muchos aprendizajes que de lo contrario pasarían frente a nosotros sin que nos percatemos de ellos. 

Uno de los aprendizajes más importantes que he ido adquiriendo de esta manera ha sido observar a mi bebé en sus primeros meses de vida. Pero no como un observador pasivo, neutral e impersonal; sino, más bien, cómo la interacción con ella nos va transformando mutuamente. Al respecto quiero compartir dos aprendizajes. 

Sobre el lenguaje de los bebés. 
Aunque hay mucho escrito respecto a este primer tema, no es difícil encontrar personas diciendo que los bebés tienen un idioma propio. Esto lo observamos en el hecho de que muchas veces los cuidadores de los bebés tratan de imitar su balbuceo, creyendo que les comunican algo. Pero ¿qué nos dice la Neurociencia sobre el lenguaje de los bebés? 

En realidad no existen tantos estudios al respecto, por la dificultad que representa estudiar el cerebro de los bebés. Sin embargo, en experimentos realizados por Patricia Kuhl, codirectora del Instituto de Ciencias del Aprendizaje y el Cerebro de la Universidad de Washington, han encontrado que entre los siete y los once meses el cerebro del bebé responde a los sonidos de todos los idiomas. Luego al llegar el año, el cerebro empieza a fijar sólo la lengua materna. 

Por otra parte, según Kuhl (2014), el cerebro del bebé se dedica a tratar de hablar, y desde los siete meses de edad ya está tratando de averiguar cómo hacer los movimientos correctos que producirán las palabras. De modo, que si no les hablamos adecuadamente no vamos a ayudarles en su procesos de adquisición del lenguaje. 

De hecho, si les hablamos a los bebés con balbuceo, ellos no entienden nada, porque su balbuceo no es un idioma de ellos, sino una imitación de nuestro lenguaje, pero al no estar desarrolladas las áreas del cerebro que les permitirá posteriormente desarrollar el habla, solo expresan un balbuceo. 

Sobre el sesgo atribucional. 
Aquí hay que tomar en consideración que cuando los humanos entendemos que la acción del otro tiene una intencionalidad, se producen reacciones en nosotros las cuales no se producirían de no ser así. En otras palabras, inferir intencionalidad en la acción del otro produce cambios en nuestra percepción de ese otro. 

Dicho lo anterior, las conductas de los bebés puede llevarnos a incurrir en un sesgo atribucional (atribuir una intención a la acción del otro). Y esto puede llevarnos a cometer muchos errores si no nos percatamos de ello. He observado a tutores que maltratan a sus bebés porque la conducta del bebé les colma la paciencia, ya que entienden que el bebé busca molestarle. 

A veces cuando no comprendemos algo, cuando lo que hacemos no surte el efecto deseado o cuando no sabemos cómo actuar ante una situación determinada podemos sentirnos frustrados, ineficaces e impotentes. Y estos sentimientos pueden llevarnos a cometer errores, sobre todo si caemos en el sesgo de atribución fundamental (lo malo que me pasa es culpa del otro). 

En este punto hay que entender los siguiente, parece ser un error atribuir intencionalidad al comportamiento de los bebés, porque todavía su cerebro no parece ser capaz de ello. De modo que si el bebé llora y no es por comida, ni por sueño, no por un dolor, ni por algo que usted entienda, no quiere decir que lo hace para molestarle. Ya que esa intención es una atribución nuestra a la conducta del bebé. Así que, es inadecuado castigarlo o violentarlos por ello. 

Parece ser que los bebés responden a condicionamientos, esto es plausible ya que dicha conducta les aseguraría recibir aquello que favorece su supervivencia. Si llora y le dan comida se asocian estas conductas, igual para mimarlos, dormirlos, levantarse cuando ellos quieren, cargarlos de la forma que a ellos les gusta y en el momento en que ellos quieren, etc. De modo que la agresión no es el mejor camino para realizar la modificación de conducta en un bebé, pues podría producirle un trauma. 

En resumen, sería pertinente que podamos aprovechar los aprendizajes de nuestra cotidianeidad fuera de la educación formal, porque es mucha más abundante y diversa; no parece plausible que los bebés tengan un idioma propio, sino que tratan de imitar el de quienes les hablan; no deberíamos dejar que nuestro estado emocional, impotencia e incomprensión sobre la conducta de los bebés nos lleve a caer en el sesgo atribucional, entendiendo que hay una intencionalidad en su conducta; debemos evitar maltratar a nuestros bebés y buscar asesoría profesional en caso de que la necesitemos. 

Referencias: 

SARS-COV-2 (COVID-19): Pánico, Demonios y Conspiraciones

"Una reflexión desde la Psicología Social y la Sociología de la Religión" Pedro M. Fernández “Es necesario que todo e...